Antártida: La Amenaza Bajo el Hielo

Días extraños con Santiago Camacho La Antártida, el continente helado, un lugar lleno de misterios al que ya hemos dedicado algún programa en días extraños, y probablemente el mayor de sus misterios es qué hay escondido detrás del inmenso casquete de hielo que lo cubre. Debajo hay muchas cosas, algunas conocidas y otras desconocidas. Y entre las conocidas hay una terrible, hay una que podría tener la llave del juicio final de la Tierra, hay volcanes. Y los científicos han avisado de que si esos volcanes llegasen a entrar en erupción podrían desencadenar un proceso que convirtiera a nuestro planeta en un lugar inhabitable.

Los científicos que habitan en ese continente, que son prácticamente los únicos habitantes de ese continente, más de 5.000, pues están allí investigando diversas cosas, la geología, la composición de los hielos, el cambio climático, y han descubierto que bajo esos hielos hay más de 100 volcanes. 100 volcanes que de momento, sólo de momento, están inactivos. Hielo y fuego, como en la saga de Juego de Tronos, porque si uno solo de esos volcanes entrase en erupción bajo la capa de hielo, pues ésta, lógicamente, se desestabilizaría, se derretirían enormes porciones y se crearía una gran cantidad de agua de deshielo, de agua dulce. Se crearía, por tanto, una capa, una capa líquida entre el hielo de la superficie y la base rocosa del continente.

Una capa que actuaría como lubricante y que podría hacer que grandes porciones del hielo de la Antártida se deslizasen, se desplazasen. Se generarían grietas, habría pequeños terremotos. Nada especialmente catastrófico, porque la masa de hielo es tan grande que incluso un volcán, pues, tendría poco efecto sobre ella. Otra cosa sería, otra cosa muy distinta, si varios de estos volcanes entrasen en erupción a la vez. Ahí sí que los efectos serían absoluta y completamente imprevisibles, porque, imaginaos, estaríamos hablando de una estufa, de un brasero de proporciones ciclópeas encendido justo debajo de la mayor reserva de agua congelada del planeta.

Un lugar donde están el 80% del agua dulce de la Tierra. Un lugar que, si se derritiese ese agua, el nivel del mar no subiría un poquito, ni subiría un metro, ni dos, ni diez, sino sesenta metros. El adiós definitivo a todas las ciudades costeras de la Tierra y a buena parte de las islas. Y si bien esto, pues, tampoco es que deba ser una preocupación inminente, es una posibilidad, una posibilidad real, pero una posibilidad remota, sí que hay sitios donde se ocupan de estas cosas, sitios insospechados. Veréis, hace poco se descubrió la identidad de una de las mayores científicas climáticas del mundo, Linda Thal.

Y Linda Thal resulta que no era una persona conocida y había hecho un trabajo intenso y brillante sobre diversos campos, pero no obtuvo el reconocimiento que, sin duda, merecía porque todo ese trabajo era secreto, estaba clasificado. Todo ese trabajo se llevó a cabo para la Agencia Central de Inteligencia norteamericana. Reclutó a un equipo de 70 expertos, manejó toneladas de datos, muchos de ellos secretos, que estaban no solamente en los archivos científicos, sino también en los archivos de inteligencia de su nación. Y su trabajo sirvió para evaluar de forma inédita el ritmo y la velocidad del mar.