Cada vez que se popularizaba un nuevo invento gran parte de sus usuarios recelan del nuevo desarrollo: cuando se presentó el tren varios médicos dijeron que el corazón humano no podría resistir los menos de 100 kilómetros hora, o cuando se popularizó la tele muchos anunciaron la inminente muerte de la radio.
Con la radiación ha sucedido lo mismo. Vivimos en un mundo de radiaciones, las necesitamos pero aun, hoy en día, miramos con recelo al teléfono móvil o al microondas. Este tipo de casos los encontramos, por ejemplo estos días en varios barrios de Tenerife.
Vivimos en un mundo tecnificado, donde podemos ir de un lugar a otro en cuestión de otras, donde podemos saber que pasa en la otra parte del planeta en directo. Esta tecnología tiene multitud de ventajas de todo tipo, salva vidas, aumenta la esperanza de vida, acerca a los pueblos. Sin embargo, muchas personas ven amenazas donde otros ven grandes ventajas.
Hoy en día no podemos evitar que nuestra casa esté completamente irradiada con ondas de muchos tipos, ya que es inevitable ¿sabes si es saludable?
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