Antropología forense: recuperación de restos humanos

Os doy la bienvenida a un nuevo capítulo de este podcast dedicado a la criminología.

En esta ocasión seguimos avanzando en el conocimiento de la antropología forense, que es otra de las ciencias que los criminólogos y las criminólogas debemos conocer para desempeñar nuestro trabajo. Vamos a adentrarnos en el mundo de la recuperación de los restos humanos, en una escena del crimen, ya que constituye uno de los procesos más delicados y trascendentales en el ámbito forense, sobre todo cuando es abordado desde una perspectiva criminológica o desde una perspectiva de la investigación policial. En el momento en el que se descubre un cuerpo o fragmentos óseos que pueden dar lugar a una sospecha, la investigación cobra un matiz urgente que combina tanto la minuciosidad científica como también la agudeza investigativa de diferentes disciplinas.

La antropología forense ocupa un lugar destacado en un escenario como el que estamos describiendo, pues se encarga de aplicar métodos y técnicas propias de la antropología física para la identificación de individuos, es decir, para saber o intentar averiguar quién es la persona, de quién son los restos que se han encontrado y por otro lado también la reconstrucción de los acontecimientos que han rodeado esa muerte. No obstante, su labor trasciende lo meramente técnico dado que los hallazgos tienen y deben ser insertados en un contexto legal y social en el que la criminología y los conocimientos criminológicos van a tener también un peso importante.

La visión criminológica en este caso no sólo va a buscar determinar las circunstancias del fallecimiento, sino que va a intentar comprender el contexto de la conducta criminal, las motivaciones, la relación entre víctima y victimario y un largo etcétera de características que rodean y situaciones que rodean el posible crimen. En muchos casos la antropología forense va a proporcionar evidencias científicas que servirán como base para perfilar hipótesis sólidas sobre el origen, sobre la etiología de la muerte, también el modus operandi y los patrones de violencia registrados en esa región o en esa comunidad.

El primer paso en la recuperación de restos humanos es la localización, que puede darse de forma fortuita cuando un transeúnte o un grupo de personas descubre un hallazgo macabro al aire libre o a través de investigaciones programadas como en el caso de la búsqueda de desaparecidos o exhumaciones autorizadas por una orden judicial. Esta localización preliminar va a poner en marcha un operativo que involucra normalmente a la policía, a peritos en criminalística y en ocasiones también a expertos en arqueología forense. Es esencial mantener la objetividad y la prudencia en cada fase, ya que cualquier alteración indebida del entorno donde se hallan los restos puede desvirtuar la evidencia o hacerla inservible en un proceso legal posterior.

Desde el punto de vista de la criminología, el lugar donde se depositan los restos puede ofrecer pistas muy valiosas sobre la relación entre el victimario y la víctima, el tipo de arma utilizada, la intención de ocultar o exponer el crimen y, en definitiva, el grado de planificación del suceso. Si el cuerpo se encuentra en un sitio de difícil acceso o si se emplearon técnicas de sepultura improvisadas, esto puede sugerir la necesidad de deshacerse rápidamente del cadáver o, por el contrario, la intención de hacer desaparecer cualquier rastro de la persona.

Cada elemento, desde las huellas de pisadas hasta la vegetación modificada, puede convertirse en un indicio que ayude a reconstruir la secuencia de los hechos acontecidos. Una vez que las autoridades confirman la presencia de lo que parecen restos humanos, se procede a establecer un perímetro de seguridad y a implementar la cadena de custodia. Esta cadena de custodia es esencial para la habilidad legal de cualquier muestra que se obtenga en ese lugar.

Consiste en un proceso donde cada evidencia es registrada, etiquetada y resguardada de modo que pueda rastrearse quién la manipuló, cuándo la manipuló y en qué condiciones fue manipulada. Para la antropología forense, el contexto de hallazgo resulta tan importante como los huesos mismos, ya que la posición, la dispersión, la presencia de accesorios como ropa, calzado, joyas y la relación espacial