El 17 de julio de 1975, la nave espacial Apolo, la joya de la tecnología estadounidense y su gran rival soviética Soyuz, se ensamblaron en el espacio durante dos horas. Dentro se produjo el primer encuentro espacial en la historia de la humanidad, firmado con un apretón de manos entre los dos comandantes. Sin embargo, estábamos en plena Guerra Fría. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el mundo estaba dividido en dos: este contra oeste, comunismo contra capitalismo, la Unión Soviética contra los Estados Unidos. Las dos potencias estaban desarrollando sus programas espaciales en secreto. Era la carrera espacial, con la amenaza nuclear como telón de fondo.
Después de un cuarto de siglo de frenética carrera armamentista, los dos bandos se dieron cuenta de que poseían armas nucleares suficientes para destruirse mutuamente y para mucho más. Se celebraron conferencias entre el presidente norteamericano Richard Nixon y el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética, Leonid Brézhnev. El 22 de mayo de 1972, Nixon se convirtió en el primer presidente de EE.UU. que visitaba Moscú. Durante la visita, la Unión Soviética y Estados Unidos firmaron los acuerdos SALT 1, por los que ambos países se comprometían a no incrementar sus armas intercontinentales. Este esfuerzo de entendimiento se extendió a otras áreas.
Siguiendo los deseos de sus líderes y rodeados por miles de ingenieros y técnicos de las dos naciones, cosmonautas y astronautas mostraron al mundo entero que la cooperación era posible. Los líderes de los dos países se comprometieron a cooperar en el espacio. El artículo 3 proponía el diseño de un sistema de acoplamiento entre las naves espaciales americanas y soviéticas, y se programó una misión experimental en la que participarían las naves Apolo y Soyuz para 1975.
Solo tenían tres años. Tres años para superar numerosas dificultades y desafíos técnicos en colaboración. En ese tiempo, los equipos llegaron a conocerse muy bien. Sus comandantes, Stafford y Leónov, forjaron una amistad que ha resistido el paso del tiempo. Estados Unidos y la Unión Soviética. Dos superpotencias en conflicto. Apolo y Soyuz, dos tecnologías diferentes. Thomas Stafford y Alexei Leónov, dos ideologías opuestas... Pero todo esto se unió en un firme apretón de manos.
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