La asesina del baúl.

Crímenes y criminales con Luis Martínez Valles. Es el 24 de marzo de 1906. Estamos en la estación de Stockton. Hay un tren que ha partido con destino a San Francisco. Y al parecer, tras de sí, alguien ha dejado un gran baúl en el andén. Los encargados revisan el baúl y buscan alguna etiqueta. No la encuentran. No pone de quién es. Así que deciden llevarlo hasta la sala de equipajes y guardarlo allí. Seguramente aquella persona que se haya dejado un recipiente así vendrá por él. Seguramente.

Pero eran las ocho y media, cuando de repente empiezan a notar que allí en la habitación de equipajes empieza a haber un olor demasiado fuerte. Algo extraño pasa porque este olor sale del baúl. No hay ninguna duda. Fueron directamente a la policía porque uno de ellos dijo esto huele a un cuerpo descomponiéndose. No tengo ninguna duda. Es un olor que no se olvida fácilmente. Así pues, llegó un oficial de policía y con una herramienta quitó la cerradura y abrió el baúl.

Enseguida vieron dos pies descalzos. Y allí, doblado en este gran maletón, completamente vestido a excepción de los zapatos y los calcetines, estaba el cuerpo de un hombre muerto. La policía llamó a aquella persona que con su trabajo de repartidor había llevado este baúl hasta la estación. Y resulta que luego les dijo que era un chaval joven que había sido contratado por una huésped del Hotel California. Fueron al Hotel California. Allí el propietario va a identificar el cadáver.

Se consulta el libro de visitas para confirmar su nombre. ¿Saben quién es? Albert N. McVicar.

Se había registrado en la habitación 97 unos días antes junto a su esposa. Resulta que la esposa ya no estaba. Se había ido también de la habitación. Nadie sabía bien quién era. Pero en la habitación había un objeto que al parecer ella había olvidado al tener que irse demasiado rápidamente. Dentro de una maleta, una pequeña maleta que se había dejado atrás, había una fotografía. En ella se veía una mujer. Era una mujer llamativa, de piel pálida, de cabello oscuro y unas cejas bastante llamativas. Se envía su descripción a cada pueblo del área de la bahía. Es el 26 de marzo. La policía la encuentra en Antioquía. La señora McVicar está detenida y se le pide que la acompañe.

Y de repente ella, negando conocer qué es eso de McVicar, asegura que es la señora Ledoux. ¿Qué ocurre? Pero tenían el cuerpo en el baúl y no coincidía lo que ellos pensaban.

Empiezan a pensar que realmente hay algo extraño. Su sospechosa, llamada Emma Ledoux, tiene muchas de sus explicaciones que no acaban de encajar.

Se sabe que Emma se casó por primera vez cuando tenía 16 años, aunque fue un matrimonio poco duradero. Se divorció en 1898 para casarse poco después con un minero llamado William Williams. Emma y William se mudaron a Arizona donde en 1902, por lo que sea, murió. Además la que de forma lastimera anunció a la familia que William había muerto.

Al parecer, para Emma hubo suerte porque un seguro de vida de 10.000 dólares le llegó, con lo cual se quedó viuda pero con dinero. Ese dinero y además la causa de la muerte