Asesinato y Tragedia en tierra maldita

Crímenes y criminales con Luis Martín Edvalles Esta es una historia que podría
estar perfectamente en crímenes y criminales o en hechos anómalos. Las dos
podrían encajar. Las dos tienen su espacio. En las dos mueren personas. En
las dos ocurren hechos inexplicables. Vayamos a por la historia de esta tierra
maldita, de esta zona en Sao Paulo, donde ha habido muchas tragedias. Eso seguro.
Es 1948, Paulo Ferreira de Camargo. Tiene 26 años. Es un hombre que
aparentemente lleva una vida feliz, productiva con su trabajo. Es profesor
adjunto de química en la Universidad de Sao Paulo e incluso tiene cariño
por parte de sus compañeros, que bueno, aunque algunos lo consideran algo
excéntrico, algo rarito quizá. De hecho hubo, por ejemplo, una situación que se
solía recordar de él y es que una vez llevó un arma de fuego pero con nada más
con la intención de hacer un experimento en clase. Su experimento era verificar
los efectos de la fricción en los materiales que componen la pólvora y
para ello llevó un arma. Entonces, claro, esto fue puesto en
conocimiento de la policía y bueno, pues no fue bien visto, desde luego.
El caso es que Paulo en ese momento tenía una relación con Isaltina, una
auxiliar de enfermería de 23 años, que bueno, pues que tenían buenas relaciones.
Incluso la madre de Isaltina quería a Paulo bastante. De hecho, Paulo era un
buen tipo, parece. Parece porque cuidaba de su madre, su madre enferma, y de sus
dos hermanos menores. Incluso se puede decir que Paulo está
entregado también a su trabajo, pues suele llevar algunos de esos experimentos,
quizás los más transgresores, a casa y así puede tener esos resultados que él
ansía. Pero claro, Paulo tenía una fachada, tenía una cara que mostraba a los
demás y también tenía una parte oscura que no se veía tan fácil. La vida de
familiar de Paulo se fue convirtiendo en algo estresante para él.
Su madre de 56 años, ya hemos dicho, muy enferma, con cáncer, necesitaba un
tratamiento regular en el hospital. Su hermana María de 23 tenía epilepsias y
por último Cordelia de 19 tenía esquizofrenia. Y todo esto lo aguantaba
Paulo día tras día. Tenía que ser el que cuidase de todas y poco a poco fue
haciendo mella en él, no sólo lo que tenía en casa con sus hermanas y su
madre, sino la presión de las facturas que llegaban una tras otra. Las citas con
los médicos a las que él pues hacía todo tipo de virguerías para intentar
ir siempre para ser la persona que les acompañase. En fin, parecía que en su
vida tan sólo iba bien la relación con Isaltina.
Lo que pasa que de Isaltina tenía un pasado quizá algo movido. Ella había
tenido un romance con un hombre del que se sabía que había mantenido relaciones.
Esto digamos que convirtió a Isaltina en alguien que era muy señalado por la
calle. Todo el mundo la señalaba y la madre de Paulo y sus hermanas también
no les gustaba Isaltina. No les gustaba que una chica que estaba más o menos
marcada socialmente estuviese con su querido Paulo. Sin embargo Paulo intentaba
ignorarlas. Intentaba centrarse cuando estaba en casa en sus
experimentos. Por ejemplo quería hacer un experimento de fertilización. Lo quería
hacer en su patio trasero. Para ello necesitaría una fuente de agua así que
contrató a unos cuantos hombres para en su patio trasero cavar un pozo. A finales
de octubre de 1948 ese pozo estaba listo para usarse. Era completamente funcional.