El asesino del impermeable: A la caza de un depredador en Corea

Durante mucho tiempo no pude sacarme la escena de la cabeza.

Las imágenes de las víctimas, descambradas, cuánto debieron sufrir.

Fue muy difícil, sigue siéndolo.

Fue el primer asesino en serie que entrevisté personalmente.

Estaba muy motivado.

Sentía que tenía el control de la situación.

¿Así que era una guerra psicológica? Sí, podría decirse que sí.

En cuanto lo conocí, me quedó claro que estaba orgulloso de lo que se decía de él en la prensa.

Se le notaba en la expresión facial y en el tono de su voz.

Le pregunté por qué había marcado el sitio donde estaban enterradas las víctimas.

Y dijo que porque no quería excavar dos veces en el mismo sitio al enterrar a sus futuras víctimas.

Había puesto marcas que sólo él reconocía.

Nunca había escuchado a nadie decir nada tan cruel.

Entonces, me di cuenta de que para entender a un criminal hay que entrar en su mente.

La experiencia fue devastadora.

Y no creo que vuelva a ser el mismo.

Antes era un hombre muy religioso.

No sé qué me llevó por este camino tan sinuoso.

El cuerpo de un vendedor de Huanggaodong se encontró en su furgoneta.

El cadáver estaba quemado.

El cuerpo entero eran cenizas.

Así es como murió.

Eso me enfadó mucho, entre otras cosas.

La policía sospechaba de sus hermanos.

Puede que esté mal decirlo, pero la policía en este país daba pena.

Ese caso motivó a la policía a mejorar.

La policía no sabía la identidad de la víctima porque el cuerpo estaba quemado.

No quedaba nada para poder identificarlo.

Querían huellas dactilares, pero era imposible porque no quedaba nada.

Le agarré la muñeca y supliqué, por favor, ayúdame, por favor, espera un poco.

Lo encontraremos.

Incluso ahora me duele al recordarlo.

Cuando cumplí 30 años, lo único que sentía era odio e ira.

Hay muchos asesinatos sin resolver que están provocando mucho nerviosismo entre la población.

Es una batalla entre el equipo forense y los criminales.

Estos casos tuvieron a toda la nación en jaque.

Todos los casos de los que hablo siguen en mi mente, los veo en panorámico.

Creo que tengo gotas de sangre de loco corriendo por mis venas.

Voy a hablar de la serie de asesinatos cuyas víctimas eran personas adineradas de Seúl.

Mi rutina diaria consiste en reunirme y entrevistar a criminales que están en la cárcel o en calabozos.

Yo hago informes analíticos basados en esas entrevistas.

Cuando se cometió el primer asesinato, estaba haciendo informes en la oficina.

Paré lo que estaba haciendo y fui a la escena del crimen en cuanto me llamaron.

Me pareció obvia como posible.