¡Así es cómo mi IA cazó a un cliente que me intenta engañar!

Hola emprendedores y emprendedoras en la vida, soy Juan Merodio. Hoy te voy a contar cómo un potencial cliente me intentó engañar y cómo gracias a una IA que uso lo pude evitar.

Presta mucha atención porque estoy seguro de que esto también te puede ayudar a que en algún momento te engañen. Pero antes quiero contarte algo. Hace años descubrí que los mejores negocios no nacen en oficinas ni en eventos aburridos. Nacen en conversaciones reales, en una cena, en una caminata, en un viaje, en esos momentos donde bajamos la guardia y simplemente conectamos. Por eso he creado Negocios con Desconocidos, una comunidad 100% gratuita donde empresarios que tienen negocios que facturan más de 300.000 euros al año nos conoceremos de manera presencial, sin filtros, sin agendas ocultas y sin la presión de vender o comprar.

Aquí no hay competencias, solo aliados estratégicos, como tú y como yo, que entiendan los desafíos de hacer crecer un negocio y quieren sumar, quieren compartir, quieren aprender juntos. Porque los mejores negocios nacen con un simple HOLA. Te unes, para ello solo tienes que acceder al enlace que te dejo en la descripción y solicitar tu acceso. Estamos en el episodio 897 y hoy es lunes 10 de marzo de 2025.

Ponte en mi lugar por un momento. Estás en tu día a día enfocado en hacer crecer tu negocio cuando te llega una oferta de trabajo que suena perfecta. Una asociación recomendada por un amigo quiere contratarme para dar una conferencia. Te entusiasma porque el contacto viene de alguien de confianza. Así que tenemos una reunión y sin pensarlo mucho decides hacerles un precio especial. Después de todo es bueno apoyar a quienes están en tu círculo.

Se concreta esa reunión online, todo va bien, se define la fecha, la agenda y se acuerda la duración. 45 minutos de conferencia, nada fuera de lo normal. Hasta aquí todo parece perfecto.

Ahora pausa por un segundo. Porque lo que viene a continuación es lo que nos ha pasado a muchos en algún momento de nuestra vida profesional. La sensación de que alguien está intentando jugar contigo. Ese momento en el que te das cuenta de que hay cosas que no cuadran. O la impotencia de sentir que te están tomando el pelo. Pero lo que no sabían ellos es que esta vez yo no estaba solo en la reunión online. Mi inteligencia artificial estaba ahí documentándolo todo. Días después de esta reunión se concretó todo, se confirmó el trabajo, la fecha, todo reservado.

Recibo la escaleta del evento donde iba a participar. Y es el momento en el que todo empieza a oler raro. Leo los detalles y veo que la conferencia que habíamos pactado por 45 minutos aparece ahora como dos horas de conferencia. Dos horas, el triple del tiempo acordado. ¿Un error tipográfico? ¿Un malentendido? Bueno, decido escribirles de inmediato, manteniéndome profesional pero directo. Oye, esto no es lo que acordamos. Dijimos 45 minutos, y aquí pone dos horas. Oye, ¿qué está sucediendo? ¿Es un error? Y aquí es donde comienza el circo.

La respuesta que recibo es una combinación de excusas y falsas dudas. No es que creo que nunca mencionamos los 45 minutos. Seguro que fue un malentendido. Bueno, ¿y si puedes hacerlo de dos horas? En este punto sé perfectamente lo que está pasando. Están intentando hacerme dudar, jugar con la ambigüedad, porque si no tengo pruebas, no hay discusión, ¿verdad? Bueno, solo que esta vez tengo pruebas. Y muy buenas. Y aquí es donde la historia da un giro inesperado.

Lo que ellos no sabían es que mi inteligencia artificial había estado en la reunión. Mi agente de IA había grabado toda la conversación, todo el vídeo, palabra por palabra, cada acuerdo.

Con calma, busco el fragmento exacto donde la organizadora dice claramente que la conferencia duraría 45 minutos. Es más, había varias veces donde lo había mencionado. Reproduzco el audio, silencio en absoluto, pillados en vivo y en directo. Después de unos segundos incómodos, la respuesta es un torpe intento de excusa. Ah, bueno, lo dije, pero… No, amiga, lo dijiste y está grabado. No hay marcha atrás.

Aquí hay algo que aprendí hace mucho tiempo. Cuando alguien intenta engañarte una vez, lo hará siempre. Así que en lugar de seguir discutiendo, tomé la decisión más simple y efectiva. Cancelé con la asociación tramposa. Y acepté una oferta para dar una conferencia el mismo día con otra empresa que sí juega limpio.

Porque al final del día, tu tiempo, tu talento y tu reputación valen más que cualquier contrato con personas que no respetan su palabra, que intentan engañarte, que intentan… jugar contigo de fea manera. Lo que pasó aquí es solo un ejemplo de algo mucho más grande. Vivimos en un mundo donde la tecnología ya no es opcional.