

Description of Atila, rey de los hunos
A finales de la antigüedad irrumpió desde la estepa un pueblo que sembraría el terror y alteraría el curso de la historia del imperio romano: los hunos. Estos nómadas ecuestres, rápidos y muy diestros en el combate, iniciaron una migración hacia el oeste en el siglo IV que empujó a otros pueblos hacia el limes romano. Su llegada forzó a pueblos germánicos como los godos a buscar refugio dentro de las fronteras del imperio Romano, un movimiento que pondría en jaque a las dos porciones del imperio y terminaría provocando la desaparición de su parte occidental.
Fue en el siglo V cuando la amenaza huna alcanzó su punto álgido bajo el mando de su figura más legendaria: Atila. Nacido en algún momento a principios del siglo V, Atila, junto con su hermano Bleda, heredó el control de una gran confederación de tribus. Tras el asesinato de Bleda en el 445 (un acto atribuido por las fuentes al propio Atila), Atila consolidó su poder sin oposición, construyendo un gran imperio que se extendía desde el Cáucaso hasta el Rin. Era un estratega brillante y un líder carismático, capaz de inspirar una lealtad férrea en sus seguidores y un pavor paralizante en sus enemigos. Se decía que donde pisaba su caballo, no volvía a crecer la hierba.
Con Atila los hunos no solo exigían altos tributos a los imperios romano de Occidente y Oriente, sino que también lanzaban devastadoras campañas militares que dejaban a su paso ciudades en ruinas y poblaciones diezmadas. Su campaña más famosa comenzó en el año 451, cuando Atila dirigió a sus hordas hacia las Galias. Su objetivo era saquear sus ricas provincias, pero se encontró con una resistencia formidable. En los Campos Cataláunicos (cerca de la actual Châlons-en-Champagne), Atila se encontró frente a una improbable coalición formada por las legiones romanas del general Aecio y las fuerzas visigodas del rey Teodorico. Fue una de las batallas más grandes y recordadas de la antigüedad, un choque entre el poder nómada y la resistencia romano-germánica. Aunque la batalla terminó sin un vencedor claro, Atila sufrió grandes pérdidas y su avance fue frenado, lo que le obligó a retirarse de la Galia.
Lejos de estar derrotado, al año siguiente, en el 452, dirigió su atención hacia Italia. Cruzó los Alpes y asoló ciudades como Aquileya, Mediolanum (Milán) y Pavía, dejando un rastro de destrucción. Cuando se acercaba a Roma, la capital del Imperio occidental parecía condenada. Pero, en un sorprendente giro de los acontecimientos, el Papa León I el Magno, acompañado por dos senadores de alto rango, salió al encuentro de Atila a las afueras de la ciudad. Lo que se dijo en esa reunión sigue siendo un misterio, pero el resultado fue que Atila decidió perdonar a Roma y retirarse de Italia, una decisión que algunos atribuyen a la persuasión papal y otros a factores logísticos como la escasez de provisiones y una epidemia en sus filas.
La retirada de Italia marcó su último gran acto. En el año 453, en la misma noche de su boda con su última esposa, Ildico, Atila murió repentinamente en su lecho, quizá por envenenamiento. Su muerte fue tan rápida como su ascenso, y con ella, el imperio huno comenzó a desintegrarse a la misma velocidad a la que se había levantado. Sin el liderazgo unificador de Atila, las tribus que había sometido se rebelaron y el poder huno se disolvió en unos pocos años.
Para hablar de este tema, que es una promesa que os hicimos Federico Romero y yo hace poco más de un mes, vuelve Federico a La ContraHistoria. Lo hace de la mano de Daniel Gómez Aragonés, que nos recibe en el museo de la España mágica de Toledo, un lugar de imprescindible visita en la ciudad imperial que hoy se ha transformado en un estudio de radio.
Bibliografía:
- "En defensa de Roma: Bárbaros al servicio del Imperio" de Federico Romero - https://amzn.to/4ls07S5
- Reinas godas" de Daniel Gómez Aragonés - https://amzn.to/4k97Sv9
- "Campos de gloria" de Pedro Santamaría - https://amzn.to/4l8BeuX
- "El imperio huno de Atila" de José Antonio Molina - https://amzn.to/3T5UmgV
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A finales de la Antigüedad, disrumpió desde la Estepa un pueblo que sembraría el terror y alteraría el curso de la historia del Imperio Romano, los Hunos. Estos nómadas secuestres, rápidos y muy diestros en el combate, iniciaron una migración hacia el oeste en el siglo IV, que empujó a otros pueblos hacia el Lime Romano.
Su llegada forzó a pueblos germánicos como los godos a buscar refugio dentro de las fronteras del Imperio Romano. Hubo un movimiento que pondría en jaque a las dos porciones del Imperio y terminaría provocando la desaparición de su parte occidental. Fue en el siglo V cuando la amenaza Huna alcanzó su punto álgido, bajo el mando de su figura más legendaria, Attila.
Nacido en algún momento a principios del siglo V, Attila, junto con su hermano Bleda, heredó el control de una gran confederación de tribus. Tras el asesinato de Bleda en el año 445, un acto atribuido por las fuentes al propio Attila, Attila consolidó su poder sin oposición, construyendo un gran imperio que se extendía desde el Cáucaso hasta el Rin.
Era un estratega brillante y un líder carismático, capaz de inspirar una lealtad férrea entre sus seguidores y un pavor paralizante en sus enemigos. Se decía que donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba. Con Attila, los Hunos no solo exigían altos tributos a los Imperios Romano de Occidente y Oriente, sino que también lanzaban devastadoras campañas militares que dejaban a su paso ciudades en ruinas y poblaciones diezmadas.
Su campaña más famosa comenzó en el año 451, cuando Attila dirigió a sus hordas hacia las Galias. Su objetivo era saquear sus ricas provincias, pero se encontró con una resistencia formidable. En los campos cataláunicos, cerca del actual Chalons en Champagne, en Francia, Attila se encontró frente a una improbable coalición formada por las legiones romanas del general Aetio y las fuerzas visigodas del rey Teodorico. Fue una de las batallas más grandes y recordadas de la antigüedad, un choque entre el poder nómada y la resistencia romano-germánica. Aunque la batalla terminó sin un vencedor claro, Attila sufrió grandes pérdidas y su avance fue frenado, lo que le obligó a retirarse de la Galia.
Lejos de estar derrotado, al año siguiente, en el año 452, dirigió su atención hacia Italia. Cruzó los Alpes y asoló ciudades como Aquileia, Mediolanum, la actual Milán y Pavia, dejando un rastro de destrucción. Cuando se acercaba a Roma, la capital del imperio occidental parecía condenada. Pero en un sorprendente giro de los acontecimientos, el papa León I el Magnum, acompañado por dos senadores de alto rango, salió al encuentro de Attila a las afueras de la ciudad. Lo que se dijo en esa reunión sigue siendo un misterio, pero el resultado fue que Attila decidió perdonar a Roma y retirarse de Italia, una decisión que algunos atribuyen a la persuasión papal y otros a factores logísticos como la escasez de provisiones y una epidemia entre sus filas.
La retirada de Italia marcó su último gran acto. En el año 453, en la misma noche de su boda con su última esposa, Ildico, Attila murió repentinamente en su lecho, quizá por envenenamiento. Su muerte fue tan rápida como su ascenso, y con ella el imperio I comenzó a desintegrarse a la misma velocidad a la que se había levantado. Sin el liderazgo unificador de Attila, las tribus que había sometido se rebelaron y el poder I se disolvió en unos pocos años.
Para hablar de este tema, que es una promesa que os hicimos Federico Romero y yo hace poco más de un mes, vuelve Federico a la contrahistoria. Lo hace de la mano de Daniel Gómez Aragonés, que nos recibe en el Museo de la España Mágica de Toledo, un lugar de imprescindible visita en la ciudad imperial que hoy se ha transformado en un estudio de radio.
Los que hayáis escogido escuchar el programa de hoy a través de YouTube podréis ver que estamos en un sitio realmente especial. Estamos en el Museo de la España Mágica, que está en Toledo, en un lugar que más céntrico diría yo que es imposible. Está justo detrás del apse de la catedral, que no tiene pérdida. Este museo y todas las actividades que lo rodean. Hace un par de años hice un vídeo aquí con Javier Rubio Doncé.
Lo lleva el invitado que tengo aquí a mi izquierda, que es Daniel Gómez Aragonés, bien conocido como experto en barbarie, experto en bárbaros del norte. Es de los que más saben, porque de lo que hay ahora mismo en España sobre visigodos, que tampoco es tanta gente la que entiende lo suficiente sobre este periodo de la historia de España, Daniel es de los que más sabe de ellos. De hecho, a veces cuando nos referimos a ti esto tú no lo sabes, decimos Daniel, que Daniel es el visigodo. Con eso ya nos referimos porque más es fácil.
Bueno, llevas aquí... No hace falta que diga más porque se te va a olvidar.
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