Audiosesión de meditación guiada #215

Cerramos los ojos, observemos. Permitámonos, sin prisa, sin buscar, observemos el momento y su
expresión aquí a través de nuestro cuerpo. Siénteme. Dedica esa atención adecuada a la postura
corporal, a esa percepción propia en nuestro cuerpo hacia el mismo y el exterior donde se
ubica a través de los diferentes miembros, el rostro, las sensaciones corporales internas,
a nivel quizá más fisiológico. Si hay alguna información en concreto que requiera algún tipo
de gestión mental, o por el contrario, la sensación probablemente percibamos de silencio fisiológico,
poco a poco iremos observando cómo se incorpora un sentido de natural coherencia y así podemos
también hacer un poco más fina la percepción en el estado de ánimo, la emoción que traemos a
este instante. Si hay algún contenido que de forma natural se incorpore, un relato mental,
o también podemos dar la quietud en esa impulsividad previa a la práctica,
cómo irá ganando en más espacio. De manera que la percepción sea neutra.
Ya que cualquier juego mental que implique responder a una fisiología, también nuestro
sistema nervioso, nuestro sistema hormonal, hace que la atención discurra muy fácilmente por ese
juego habitual en el que nos movemos cognitivamente, del estímulo y de respuesta, y de forma paralela,
de la memoria y la anticipación. Tanto todo ello, no importa de qué naturaleza sea,
el recuerdo o la anticipación implica la ausencia de conocimiento a través del presente.
Observemos. El presente no necesita aquí y ahora en nuestra práctica manera dual en la que nos
movemos. Esa figura que sucede a través de conocer, basándose en sujeto y objeto. Conocedor,
conocido. Observadora, observado. Va modelándose aquello que sin duda vertebrae y dinámica la
percibe. Y es la manera en que percibe, teniendo los ojos cerrados.