Audiosesión de meditación guiada #220

Nos disponemos para la siguiente práctica de meditación desde esa mirada tranquila, esa mirada en la que nos damos tiempo, encuentra nuestro cuerpo físico en esa postura en la que procuramos mantener estable desde este instante.

Desde esa capacidad que dispone el movimiento y el recorrido en el que la quietud no solo nos interesa la física, nos interesa también que no haya ninguna exacerbación en el ánimo, la emoción, los contenidos mentales y todo ello al mismo tiempo desde esa mirada tranquila, amable, sin prisa, sin ningún tipo de ansiedad, dando cuenta del proceso.

El proceso alberga en sí mismo la experiencia sin necesidad de crear una expectativa.

Siente como en este instante te acompaña la respiración, si acelerada, si su ritmo cada vez es un poco más lento.

En cuanto cerramos los ojos, nos disponemos a la práctica, hay una sabiduría interior, recuge nuestro sistema nervioso y nos aporta, embandeja, nos ofrece ese modo de experimento.

No hay acceso a ninguno.

Cada expulsión del aire es una expulsión en la que no hace falta intervenir, pero observa esto.

Se produce de forma natural y acompaña.

Como si cada elemento que fue nuestra atención habita en la respiración, lo hace también en las funciones vitales, incluso, como no, en esa inercia a veces impulsiva en la que nuestros contenidos mentales tratan de captar la atención.

Y ahí es donde nos colocamos desde una actitud adecuada.

Observa.

Sin intervenir implica distanciarnos desde aquel objeto que emerge sin necesidad de buscarlo, aunque atentamos al objeto que te pida.

Lo cierto es que contamos con esa manera que tiene nuestra mente de ofrecernos información que tal vez necesite procesarse, pero a veces es información innecesaria y irrelevante.

Y en este sentido conviene hacer un poco ese corrido a través de cuánto forma parte de esta experiencia.

Deja que llegue a tu espacio de conciencia si hay.