Audiosesión de meditación guiada #223

Comenzamos la siguiente práctica de meditación desde ese espacio en el que nos permitimos una tranquila, cómoda observación. En este inicio del proceso cerramos los ojos. Observa a través de esa percepción de cuánto esté ahora aconteciendo y llegue a nuestro espacio de conciencia. Movilízate lo que creas conveniente.

Encuentra la postura en la que te sugiero que permanezcas estable, inmóvil, propiciando un espacio de mayor quietud. Hay una sabiduría corporal como un sustrato que conoce lo que está ocurriendo y nuestro cerebro capta esa información y nos da, a través del sistema nervioso, ese soplo en el que, un espacio en el que nos encontramos plenamente consciente, abierto a la experiencia, desde una mente cada vez más silenciada.

Pero observemos también incluso si hubiera ahora actividad en sus contenidos, del tipo que sea, si tratan de mantener una presencia contundente. Recuerda que puedes colocarte en esa mirada en la que damos cuenta de cuál es su naturaleza. Es sumamente interesante advertir un pensamiento del tipo que sea, no importa, puede que sea a través del recuerdo, a través de una evaluación mental, una anticipación, un diálogo autorreferencial.

Cuando observamos sin implicarnos en ello, nos disponemos a colocarnos en un modo diferente de experimentar la realidad, sin tener que hacerlo necesariamente desde una mente dual, una mente discursiva o analítica, racional. Es un modo, incluso externo, podríamos decir, diferente de pensar. Es un modo de articular la observación a través de tomar conciencia sin necesidad de que haya detrás ningún relato.

El cuerpo emocional también estará ahora desplegando sus elementos naturales que forman parte de la experiencia anímica, pero también nuestro sistema nervioso se ocupa de que las hormonas que ahora nos irán acompañando, lejos de activar cortisol, adrenalina, fruto del estrés mental o físico, la experiencia va por otro camino.