La autoestima depende del amor que yo pueda ofrecer a mi cerebro instintivo. Emitido 9-10-25.

Entramos en el tiempo de Manuela Álvaro Alonso, bésame, bésame mucho, qué bonito es besar eh, sobre todo cuando se hace con amor, no por interés, aunque por el interés te quiero Andrés.

Manuela Álvaro, buenos días, ¿qué tal, cómo estás? Pues bien, la verdad que bien, bien peinada, bien maquillada, bien vestida, buena cara. Maquillada nada porque como me ves es como soy. Por eso lo digo, ¿no te gusta el maquillaje a ti? A mí no me gusta el maquillaje, la verdad es que no. ¿Y eso por qué? Porque nunca me ha gustado el maquillaje, porque porque me parece que no soy yo ¿no? Entonces bueno, en carnavales cuando yo disfrutaba del carnaval pues me gustaba maquillarme para carnavales porque era de lo que se trataba en el carnaval, pero en el resto de la vida.

En el resto de la vida para mí el maquillaje no tiene sentido. Pero si vivimos en una sociedad muy maquillada, desgraciadamente, en todos los sentidos, en los números, en la sociedad, en las apariencias, en todo. Yo afortunadamente como la sociedad soy yo, a mí cuando me dicen la sociedad digo mira yo es que la sociedad no sé lo que es, yo te puedo hablar de mí, de la sociedad yo no te puedo hablar. Entonces como yo solo puedo hablarte de mí y solo me veo yo. Tú eres tu propia sociedad mercantil.

Yo soy la sociedad, o sea yo no veo la sociedad nada diferente a mí. Todos somos sociedad. Pues por eso, que cuando dicen la sociedad digo mira yo como sociedad me identifico yo, nada más. Lo que pasa es que te puedes desenvolver en un tipo de sociedad o en otro tipo de sociedad, en la elección tuya, en tus libres elecciones, donde te va a querer mover. Claro, claro. Hay gente que se mueve en los aspectos, como pece en el agua, en el caso de la política y otros que desgraciadamente pues no nos gusta nada.

Exactamente, cada uno va buscando en donde se encuentra mejor de todos los ámbitos. ¿Qué no es política en esta vida Manuela? ¿Qué no es política? ¿Qué no es política en esta vida? Yo es que creo que creo que o todo es político o nada es política. Es que la política es una forma de, o sea, hay que organizar la sociedad y los que están encargados de eso es que lo organicen, ¿no? Yo como no tengo ningún cargo, no tengo ningún cargo, ¿eh? Que nos ponemos nosotros los encargados. Ah, bueno, yo voto, pero encima no me vaya a culpabilizar.

Tú tienes tanto culpable como yo, como el otro, como el otro. Yo ejerzo mi derecho al voto, nada más, y nunca me enfado con lo que sale.

Bueno, yo estuve muchos años sin votar, la verdad, porque no me parecía, pero bueno, me vino muy bien que mi marido falleciera y que votara por él porque fueron muy rápidas las elecciones y dije, bueno, voy a votar porque él le hubiera gustado votar y porque era muy, muy, él consideraba que había que votar y estaba muy enfado conmigo porque no votara.

Yo entiendo que también, al margen de la discrepancia que puedas tener, es un derecho que tienes que ejercer.

Claro, es lo que yo le decía, digo yo, a mí un derecho no me obliga a nadie a ejercerlo porque entonces me lo conviertes en un deber.

Entonces, bueno, él no entendía mis cosas ni yo las de él, por supuesto, pero bueno, entonces, en el nombre de que yo el voto que ejerzo siempre es el de mi marido que ya no está en este plano, pues seguiré votando toda la vida, pero vamos, sin temores.

Hay que tener en cuenta que quien paga los políticos somos los ciudadanos con nuestros impuestos, así que, oye, saber a quién vas a pagar también es bueno saberlo.

Pero como mi voto es uno más, no va a repercutir.

Igual, uno, uno, uno, el mío es uno más, no importa.

Hombre, pues a mí cuando me dicen los que están ahí los has votado tú, digo no, no los he votado yo, los que están ahí han salido porque han sumado, ya está.

Si no han sido los míos, no, a mí cuando me dicen, no, es que ahora como no están los tuyos, digo no, los míos no son ninguno.

Tiene mucho que decir, cuando es algo malo son los tuyos, cuando es algo bueno son los míos.

Está como lo de los hijos, ¿no? Totalmente, totalmente.

Hoy nos proponen, Manuela, que la autoestima depende del amor que yo pueda ofrecer a mi cerebro instintivo.

Yo no entiendo por autoestima otras cosas.

A mí cuando me hablan de autoestima, digo, pero mira, ¿tú a qué le llamas autoestima? Porque para mí la autoestima es el amor que yo le tengo a mi cerebro reptil con el que nunca me enfado.

Porque sé que lo que hace siempre es conveniente para mí y conveniente para el resto, por supuesto.

Porque el cerebro reptil, si una cosa es conveniente para mí, es conveniente para el resto.

Lo que pasa es que el resto tendrá que descubrir en qué le conviene a esa persona.

Pero yo hasta ahora no he visto nada que no haya sido conveniente para alguien y que yo no haya podido ver en qué es conveniente para mí.

Entonces, para mí eso es la autoestima.

Luego lo otro es, no, porque yo me valoro.

Yo digo, mira, si tú te valoras, estás cagada con Kun y no te valores y cae que se te caiga.