

Description of La Base 5x5 | Guerra tecnológica EEUU - China
En el programa de hoy, 8/9/2025, Pablo Iglesias, Irene Zugasti y Manu Levin analizan la consolidación de la soberanía tecnológica china y el intento de EEUU de evitar su presencia en las que considera sus colonias, como España. Con la participación de Eduardo García (Descifrando la Guerra).
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El Partido Popular pide explicaciones al Ejecutivo por el contrato suscrito con Huawei para almacenar información.
Moncloa asegura que se trata de un contrato de material, no de gestión, y que la empresa china no tendrá acceso a los datos.
El Gobierno ha comprado servidores a la empresa china para almacenar las conversaciones telefónicas de investigaciones policiales.
Contratos por los que el Partido Popular se ha lanzado a la ofensiva.
Acusan al Ejecutivo de poner en riesgo a España y solicitan la comparecencia de varios ministros.
Para entender por qué nuestro gobierno se ha bajado los pantalones y ha roto los contratos con Huawei por presiones de Estados Unidos, hay que comprender un poco la geopolítica.
Y para comprender el funcionamiento de la geopolítica, nada mejor que el gran Rafael Poc.
Escuchen esto que dice.
Desde la normalización de las relaciones chino-soviéticas en mayo de 1989, China disfrutó de 30 años de tranquilidad exterior que le permitieron concentrarse en su desarrollo.
Autoeliminada la URSS como gran adversario en los 90, la mirada de los estrategas de Washington se empezó a dirigir a China, pero el 11-S neoyorquino colocó en el centro al terrorismo yihadista, otro resultado de una mala política anterior que se volvía en contra de sus autores estadounidenses.
Y entonces China tuvo una prórroga de 10 años, 10 años más de relativa tranquilidad para China.
En 2012, Obama anunció el Pivot to Asia, trasladar al Pacífico el grueso de la Fuerza Militar Aeronaval de los Estados Unidos para estrechar el cerco militar alrededor de China.
Los chinos reaccionaron poniéndose el cinturón de seguridad, fortaleciendo la autoridad del partido en todos los órdenes y también el liderazgo personal en su dirección colectiva.
Pero sobre todo, en 2013, China anunció la nueva Ruta de la Seda, una ambiciosa estrategia global para salir del cerco y explotar su sobrecapacidad.
Es decir, una estrategia a la vez geopolítica y económica.
La nueva Ruta de la Seda es un esfuerzo de varias décadas de duración con una financiación astronómica de 4 a 8 billones con B de dólares encaminado a establecer una red geoeconómica internacional de apoyo que integre económica y comercialmente al 70% de la humanidad a través de Eurasia.
Sin necesidad de recordar las tesis de Harold Mackinder, que ahora se está desempolvando, eso erosiona necesariamente el poder mundial de Estados Unidos en el hemisferio.
También complica sobremanera cualquier propósito de cerco a una potencia que sin ser amiga, ni aliada, ni líder de bloque, pues es socia positiva de casi todas las naciones del mundo.
El objetivo implícito de la nueva Ruta de la Seda, en palabras nada más y nada menos que de Henry Kissinger, es trasladar el centro de gravedad del mundo desde el Atlántico hasta el Pacífico.
A su lado, el histórico Plan Marshall, se acuerdan, queda como algo pequeño.
Con Donald Trump el cambio de clima fue muy brusco, en especial cuando en su discurso de julio de 2020 el secretario de Estado, Michael Pompeo, apeló abiertamente al cambio de régimen en China señalando directamente al partido comunista chino como, citamos literal, el principal enemigo de los Estados Unidos.
Pese a la inusitada división del establishment americano, la política de sanciones comerciales y presión militar contra China tiene un amplio consenso en las dos facciones del régimen de Estados Unidos.
Esto ya es una guerra fría abierta con fuertes campañas de propaganda y demonización del adversario.
Con Biden asistimos a una escalada de la tensión con Taiwán, principal productor mundial de semiconductores en el centro del escenario.
Atención con Taiwán.
Desde 1978, cuando yo nací, que ya tengo unos años, el reconocimiento del principio de una sola China, es decir, que Taiwán forma parte de China, así como la Taiwan Relations Act, la TRA, de 1979, fueron el fundamento de la relación bilateral en este ámbito.
El contenido de la TRA era ambiguo.
Aunque la isla pertenecía a China, se contemplaba el suministro de armas defensivas a Taiwán y se decía que cualquier intento por parte de Pekín que se resolviese por la fuerza sería motivo de grave preocupación.
Es decir, no se decía en ningún caso ayudaremos militarmente a Taiwán si hay conflicto con China.
Esto no se decía.
Ahora sí se dice.
¿Quién lo dijo? Biden.
Y lo ha dicho cuatro o cinco veces.
No hay que esperar a trama.
Además, toda la acción de Estados Unidos dibuja un provocador replanteamiento.
Por primera vez desde el comienzo de la guerra.




















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