La Base 6x21 | El plan Trump para Gaza se negocia en Egipto mientras la Flotilla agita conciencias

Desde la derecha se ha pretendido por tierra, mar y aire ridiculizar a los militantes que han participado en la flotilla y que poco a poco están regresando a sus países deportados por Israel.

Incluso desde ciertos sectores de la izquierda se mira a veces con cierta condescendencia este tipo de activismo.

No vais a parar el genocidio con barquitos, la revolución se hace de otra forma.

Los militantes de la flotilla Global Sumud no son brigadistas internacionales preparados para enfrentarse militarmente a Israel, no son el Che Guevara en el Congo o en Bolivia.

Y menos mal que no lo son.

Si pretendieran serlo probablemente sí harían el ridículo y lo harían tanto desde una perspectiva militar como desde el punto de vista político, que es el verdaderamente importante.

Aquí entre nosotros no hay nada más patético que un militante de un partido de izquierdas europeo o de un colectivo de solidaridad disfrazado de insurgente palestino.

Por el contrario, los militantes de la flotilla han hecho política y la han hecho bien.

No les ha salido gratis, eso sí, además de los drones disuasorios que recibieron, una vez en manos de los israelíes les han pegado, les han arrastrado, les han hecho dormir en espacios infectados de chinches, les han dado agua en mal estado, les han negado medicamentos y les han sometido a diferentes humillaciones.

Claro, a lo mejor los guerrilleros europeos frustrados dirán que no les han pegado un tiro y que no parece que les hayan interrogado con el estilo que inventaron los paracaidistas franceses para obtener información de los patriotas argelinos.

Hablo de torturas como mecanismo procesal, algo que conocemos también bien aquí en España.

Sin embargo, creo que en esta ocasión la flotilla ha hecho más daño a Israel que el que podría infringirle una acción militar exitosa de la resistencia.

Con esto, ojo, no quiero hacer una oda ingenua al pacifismo ni le quito el más mínimo valor al derecho de resistencia que ejercen los palestinos a través de sus organizaciones armadas, pero cada uno tenemos que saber cuál es nuestro papel para ser útiles políticamente.

La flotilla, como el conjunto de organizaciones sociales que movilizan a millones de personas en todo el mundo en solidaridad con la causa palestina, han contribuido no solo al desprestigio internacional de Israel, sino también a que a los hipócritas gobiernos occidentales sientan cada vez una presión social mayor y a que se vean obligados a simular que hacen algo.

Simular que haces algo puede parecer poco, pero a veces es el paso previo a que finalmente hagas algo.

Les voy a poner un ejemplo.

Sacando una fragata de nuestro ejército, supuestamente a escoltar a la flotilla, nuestro querido presidente y su gobierno hicieron un ridículo mayúsculo al obligar al final al barco de la armada a dar media vuelta.

Si sacas una fragata, digo yo, es para usarla, esto es aquí así, en la China popular.

Pero dejaron a la vista de todo el mundo lo que había que haber hecho.

¿Se habría atrevido Israel a actuar contra una fragata del ejército español en aguas internacionales? Y de hacerlo, ¿cuál habría sido el siguiente movimiento? ¿Se puede permitir Israel, que ha devuelto ojo a los activistas de la flotilla en pocos días, se puede permitir, digo, un incidente militar con un país de la Unión Europea? Yo sé que la política tiene riesgos, pero la flotilla logró que en las teles algunos juristas explicaran que la fragata española debería haberse mantenido junto a la flotilla hasta el final.

Piensen conmigo, de no ser por los desobedientes que terminaron parando la vuelta ciclista ¿Habría llevado a cabo el gobierno un decreto de embargo? ¿Por qué Sánchez dice que admira a los manifestantes al tiempo que envía a las unidades de intervención policial a palearles? Pues porque sabe que sus votantes están de acuerdo con los manifestantes.

Alguien dirá, con razón, que el gobierno es hipócrita y que el embargo no es tal, pero sólo el hecho de que se ponga el foco en Palestina da aún más visibilidad al trabajo de periodistas como el Rada Rodríguez o de espacios de investigación como el Centro de Delas que no dejan de informar sobre la importación española de material de guerra israelí.

Gracias a la flotilla nosotros aquí podemos hacer que llegue a mucha más gente lo que explicamos que no es algo que se explique en muchos medios de comunicación.

La política, amigos, amigas y amigues, es un arte complejo y sinuoso, una técnica que tarda muchos años en dominarse, pero la política, se haga con pluma o con espada o con las dos, es lo que puede cambiar las cosas.

Si mi pluma valiera tu pistola de capitán, con gusto moriría, le escribió Machado a Lister.

No se muera usted y haga su trabajo, don Antonio, que yo haré el mío, debió de pensar don Enrique Lister.

Bienvenidos y bienvenidas a La Base.