La Base 6x36 | Mazón se va, los problemas se quedan

Que cuando baje un poco el ruido, la sociedad pueda distinguir entre un hombre que se ha equivocado y una mala persona.

Finalmente ayer, Carlos Mazón dimitió.

Sustentado por el decidido apoyo político de Feijóo, Mazón consiguió aferrarse al cargo durante un año entero de su negligente e indecente gestión de la tragedia del 29 de octubre.

Pero no pudo resistir, eso sí, el funeral de Estado en honor a las víctimas con motivo del aniversario.

Hasta la semana pasada, Mazón había combatido el hecho evidente de que se pasó prácticamente toda la tarde comiendo, mientras 229 personas se ahogaban.

Mazón y el PP usaron diferentes bulos, como que no habían sido informados de la crecida en el barranco del pollo.

Mientras, la jueza Nuria Ruiz iba desmontando todas las mentiras y Mazón se iba enredando cada vez más en una telaraña de versiones contradictorias sobre su comida en el Ventorro, el ecosistema de la derecha y la extrema derecha siguieron sin parar mintiendo.

Gracias a la enorme potencia de fuego mediática de los programas de radio y de televisión de la derecha, consiguieron sujetar al ahora expresidente de la Generalitat, a pesar de la imponente movilización social en el país valenciá.

Pero todo cambió el miércoles pasado, los cambios de versión sobre el Ventorro se fueron acumulando, Maribel Vilaplana se empezó a derrumbar, la consejera Salomé Pradas empezó a pensar en su propio futuro judicial y la derecha mediática bajó el dedo y empezó a disparar contra Mazón, que cometió el error de acudir al funeral de Estado, a pesar de que las víctimas le habían pedido que no fuera.

Ese día, quizá, su destino político quedó completamente sentenciado.

Pero, pero, pero, haríamos mal si nos quedásemos aquí.

Dice el proverbial adayo que hay que evitar que los árboles no nos permitan ver el conjunto del bosque, y en este caso, los árboles son Carlos Mazón.

Porque es evidente que hay un patrón que conecta todos los casos de necropolítica protagonizados por el Partido Popular.

Desde los bosques y los montes arrasados en Castilla y en León, por falta de inversión en la prevención y en la estrictura, y en la extinción de incendios, pasando por el escándalo de los cribados del cáncer de mama en Andalucía, por la privatización de la sanidad andaluza, hasta las 7.291 víctimas de las residencias en el Madrid de Ayuso, por la precarización salvaje del modelo de cuidados.

En todos esos casos, el modus operandi de la derecha es siempre el mismo, poner el beneficio económico de los actores privados por encima del bien común, y si hace falta, también por encima de la seguridad física y de la misma vida de la gente.

Como explicaba Enric Juliana, esto es exactamente lo mismo que ocurrió en el país Valencia hace un año.

Se aproximaba un puente en el que la turística región mediterránea esperaba una gran afluencia de turistas, y los diferentes negocios que viven del turismo tenían la perspectiva de hacer dinerito.

Esto hizo que los distintos dirigentes del PP implicados tuvieran muchas reticencias a la hora de enviar el mensaje de alerta que podría haber salvado decenas, si no cientos, de vidas.

No olvidemos que uno de los elementos con los que hizo campaña Ayuso fue que había que abrir los bares en plena pandemia, el negocio por encima de la seguridad, una constante en el modus operandi neoliberal de la derecha y la ultraderecha española.

En el caso de La Dana, además, tenemos que añadir el negacionismo climático y el modelo depredador de la construcción, que se ha dedicado básicamente a hacer nuevas viviendas durante décadas en zonas inundables y en las servidumbres de los barrancos más peligrosos.

Esta es la historia del País Valenciá.

La inmoralidad del personaje Carlos Mazón, sus mentiras y su actitud insultante, han atraído todos los focos mediáticos sobre su persona, pero haríamos muy mal si nos quedásemos ahí.

Las razones detrás de lo ocurrido no se circunscriben a la indecencia manifiesta de una sola persona.

Por el contrario, estamos hablando de motivos estructurales e ideológicos que van a continuar inamovibles, aunque Mazón se vaya si se queda en el gobierno otra vez en manos del PP y de Vox.

Ningún liderazgo que la derecha o la extrema derecha puedan aportar va a dejar de poner el beneficio del capital por delante de la inseguridad de la gente.

Lo que hay que hacer en el País Valenciá, y en toda España y en todo el mundo, es sacar a esos buitres de las instituciones.

Un último pero.

Todo el mundo dice que quizá el mayor beneficiario electoral de la gestión criminal del PP en el País Valenciá podría ser el PSOE.

Cabría aquí preguntarse si el PSOE está dispuesto a pararle los pies a los que le han hecho mal.