La Base Comanche 2x29 | Habemus Papa de Perú

Habemus Papam, Eminentissimum, Acreverendissimum Dominum, Dominum Robertum Franciscum, Sanctae Romanae Ecclesiae, Cardinalem Prevost, qui sibi nomen imposuit, leonem decimum quartum.

Habemus Papam y Habemus Papa peruano.

Robert Francis Prevost, ahora el Papa León XIV, fue anunciado ayer como nuevo Papa tras la esperada fumata blanca en la Capilla Sixtina.

León XIV, un Papa con nacionalidad peruana, además de estadounidense, hizo ayer en su primer discurso como Papa un gesto político sonoro, romper el protocolo para dirigirse en español peruano a su diócesis en Chiclayo.

Sí, el Papa es peruano y se enorgullece de serlo.

Un Papa, por tanto, conocedor y representante del sur global, con una línea antes cercana al legado del Papa Francisco, que alala conservadora de la Iglesia Católica, que recordemos, sigue siendo una institución esencialmente conservadora.

¿Qué significa la llegada de un Papa como León XIV al cargo de sumo pontífice? La Iglesia Católica como institución de poder hace política.

El nombramiento de Prevost como Papa en el contexto internacional actual significa más que un gesto, sobre todo si tomamos en cuenta la batalla ideológica de la que formó parte activa el Papa Francisco.

Un Papa que llegó incluso a ser querido a veces más por ateos y denostado por algunos de los miembros de la institución que representaba.

Prevost, un personaje muy cercano al Papa Francisco, supone una cierta continuidad con el papado anterior, pero con matices.

En algunos temas es más conservador de lo que fue Francisco, como en el derecho a la muerte digna, por decir un ejemplo.

Pero la hoja de ruta presenta más puntos en común que diferencias.

La pregunta es ¿qué señal envía la Iglesia Católica con un nombramiento de este tipo en tiempos de bestialización donde el cónclave también fue intervenido por esa foto hecha por inteligencia artificial y difundida por el mismo Donald Trump en la que se presentaba a él como el mejor papable? Los cardenales tienen wifi o tienen datos y esa foto provocadora ha tenido una respuesta en elección de León XIV.

El Papa León XIV es una seña, una seña de contrapeso, al menos en materia discursiva que no es menor en política, al discurso trumpista que irradia en todos los puntos cardenales del planeta.

Y cuando decimos trumpista nos referimos a Trump, pero también a Milley en Argentina, Bolsonaro en Brasil o Boloarte en Perú, el Perú de León XIV.

Dina Boloarte es la dictadora que gobierna gracias al invaluable apoyo del fujimorismo, cuyo líder Alberto Fujimori fue materia de opinión del recién electo papa.

Bribost había hablado de Fujimori cuando era obispo y le había reclamado no pedir disculpas a las víctimas de sus comprobados crímenes de lesa humanidad.

Y aunque no fue un ferviente activista político, no se distanció del sentir de hermanos peruanos y peruanas cuando inició la última fase de la crisis política en mi país, justo al inicio del gobierno de la dictadora Boloarte.

No hizo un discurso revolucionario, pero sí elocuente, viniendo de la institución de la que viene, al empatizar con quienes reclamaban por la democracia en las calles.

Y por eso, aunque Boloarte ayer intentara subirse al carro de la Algarabía por la elección del papa peruano, algo me dice que la cortina de humo no le durará mucho.

Pero dependerá, eso sí, del mismo papa León XIV encargarse de que así sea.

Es decir, le corresponde a él representar ese signo de estos tiempos que él encarna, tiempos en que hasta la iglesia católica entiende de la necesidad de relegitimarse y sostenerse a partir de ciertas demostraciones de fuerza contra las bestias que buscan el vasallaje de todas las instituciones que han sido los resortes de las democracias liberales hoy en absoluto declive.

Es en este contexto que León XIV hace de contrapeso.

Pero insisto, de contrapeso discursivo.

Si algo aprendimos del papado de Francisco es que hay cosas que se pueden hacer desde un puesto de poder como es el papado, pero hay cosas que de ninguna forma se pueden tocar.

En tiempos de guerra, de genocidio, de negacionismo, de capitalismo bestializado, el papa Francisco demostró que se podía pronunciar por la paz, pero que no era capaz de acabar con un genocidio ni con el régimen de guerra.

En la misma línea, León XIV será un útil vertebrador de un discurso que enfrente las barbarias que vemos y vivimos en estos tiempos, pero seguramente no pueda hacer mucho más por acabar con ellas.

Esto no quiere decir que su papel sea irrelevante, porque la iglesia católica es una institución de poder que interfiere en la vida de los países, más allá de que se consideren a confesionales o laicos, pero sí indica las limitaciones de un personaje en dicho cargo.

Un papa no puede parar un genocidio, pero sí podría legitimarlo.

En esta frase radica el poder de la iglesia católica y el cargo de papa.