#bienestaryotrasyerbas #BYOY Germán De Dio

Germán de Dío, coach en su espacio El Camino del Cambio, y me trajo algo para todos nosotros, obviamente yo tomo la posta, porque dice, hacete cargo de tu vida. Germán, buen día, ¿cómo te va? ¿Qué haces, Germán? Buen día, ¿cómo va? ¿Cómo va el programa? ¿Cómo van los oyentes de Bienestario Tres Herbos? Bien, bien, bueno, comenzamos hablando del colectivo de la discapacidad que el programa anterior nos hizo el pase hablando sobre este tema.

Comenzamos hablando sobre el colectivo de la discapacidad y lo que se está haciendo, y recordando esto, el día de los perros guías también. Bueno, vamos a seguir un poco en línea. A mí me gusta la analogía con los animales, así que vamos a seguir con esto de guiar, vamos a seguir con esto de guiar a las personas, ¿sí? No voy a decirles lo que tienen que hacer, pero sí guiarlas con esto de hacete cargo de tu vida.

Mirá, ayer lo comentaba, te dije que lo quería comentar con vos porque en la comunidad en la que coordino, vamos a llamarle así, que coordino ahí, que se llama Los Aceptadores, hablé de esto y generó un revuelo tremendo, muchas personas diciéndome que se sentían identificadas, y por eso lo quise compartir acá también con los oyentes de Bienestario Tres Herbos. Ayer comentaba, y hoy lo comento con ustedes, que hay una droga muy adictiva, muy adictiva.

Yo voy a decir algunas cosas y escúchenme bien a ver si a ustedes les suena. ¿Cuál es esta droga muy adictiva? Pobre Germán, pobre Germán, mirá lo que me hace mi ex, mirá lo que me hace mi ex, Carlitos, no sabés lo que me hace mi pareja actual, ponele que te da pareja actual, no sabés lo que me pasa con mis hijas, Carlitos, el problema que tengo, no, la mala sangre que me estoy haciendo, o no sabés lo que pasa con mis viejos, mis viejos, no, no, lo que reniego con mis viejos, o no sabés, Carlitos, la infancia que tuve, cómo no voy a estar mal, mirá la infancia que tuve, el abandono que recibí, todo lo que me pasó, mirá Carlitos lo que me pasa en el trabajo, lo que me hace mi jefe, mis clientes, cómo reniego con mis clientes, el país, mirá cómo está, la inseguridad que hay, no alcanza la plata, no me alcanza la plata. De todo esto que estoy hablando, que seguramente muchos se habrán sentido como identificados, es del victimismo.

Y es una droga muy adictiva, ¿sabes por qué es adictiva? Primero, ¿por qué es adictiva la droga del victimismo? Porque básicamente evita que hagas lo importante que tenés que hacer en este momento, que es ponerte a resolver lo que te está pasando.

Hay una diferencia muy grande entre ser una víctima de algo y ponerte en modo víctima o en estado víctima o ponerte en la victimización. ¿Cuál es la diferencia? Si yo salgo ahora a la calle y yendo a comprar a la panadería me roban, yo fui víctima de un robo. Hasta ahí fui una víctima de un robo.

¿Cuándo me pongo en modo víctima? Cuando yo empiezo Carlitos no sabés lo que me pasó, me robaron. El problema no es que te lo cuente, el problema es que arranque a ponerme porque no puede ser. Porque no puede ser lo que pasa, que es la inseguridad. No puede ser lo que está pasando con tal cosa. No puede ser que no pueda salir a la calle y me quedo todos los días hablando de esto con este estado emocional. Voy al vecino y se lo cuento, voy a la almacén, al otro almacén y se lo cuento.

Me quedo sintiéndome una víctima de lo que pasó todo el tiempo. En vez de decir bueno la próxima vez tendré más cuidado, la próxima vez me fijaré. Si me quedo con miedo tendré que ir al terapeuta para poder salir a la calle porque tengo que seguir saliendo a la calle a trabajar y hacer un montón de cosas. O sea, la gran diferencia es que, y por eso es tan adictivo y por eso es tan, no sé si la palabra es peligroso, pero te ata, te ata.

Si yo me quedo aferrado a los problemas y justificando por qué me pasa lo que me pasa, me quedo en modo víctima y no hago lo importante, que es me pasó esto en mi infancia que hago con esto ahora con mi vida adulta, porque esto me está repercutiendo. Estas heridas de mi infancia me repercuten ahora en la vida adulta. Tengo este problema con mi hijo, que hago con este problema?. Tengo este problema con mi pareja, que hago con ese problema.

Tengo ese problema del laburo ¿qué hago con esto?. O sea, hago algo porque si no siempre me quedo hablando del problema y en la queja. Que encima, la otra vez lo leía y encima lo vi en algunos vídeos en internet, genera placer en el cerebro quejarse. Así que imaginate, tenés la contra de que quejarte en el cerebro genera placer también, por más que se sienta como molestar el cerebro, es como que percibe que vos te estás encargando de quejarte.