BIENVENIDOS AL NORTE ASTURIAS (88.70) - ENTREVISTA INMACULADA GONZÁLEZ-CARBAJAL GARCÍA - PÁJARO AZUL

Javier Gámez, nuestro colaborador habitual, buenos días Javier.
Buenos días Álvaro.
Como siempre es un placer tenerte aquí en nuestros estudios.
El placer siempre es mío.
Y tenemos hoy que lo prometido es deuda.
Lo dijiste el último día que hablamos del pájaro azul y lo hemos cumplido.
Está con nosotros la presidenta inmaculada González Carvajal, inmaculada.
Muy buenos días y bienvenida al norte.
Muchas gracias y buenos días.
Luego vamos a hablar de los libros porque hoy Javier viene como siempre.
Javier es un hombre enamorado de los libros, pero hoy viene pertrechao con varias cosas.
Y sobre todo, luego vamos a hablar también de pájaro azul, pero yo quiero hablar también de inmaculada.
Porque uno de los libros que traes es uno de los que ha escrito Inmaculada.
Bueno, hay dos me parece, pero uno que es el que a mí ya me intriga.
Ya lo he pedido para comprarlo.
Porque dice, al final todos calvos, déjenme que les diga
que Inmaculada, además de ser presidenta del pájaro azul, es escritora, es doctora en medicina, licenciada en historia
y una mujer con muchas inquietudes.
Creó una sección, o sea, una revista médica, Esculapio,
que al contrario de lo que la gente pueda pensar no se refiere a los esculapios.
Claro, mucha gente diría, bueno, es la revista del colegio.
No, no, Esculapio significa tomar nombre del dios romano, que simboliza el arte de curar.
Pero ahora vamos a seguir hablando de Inmaculada y vamos a hablar con Javier,
pero ante todo, sácame de dudas.
El libro, al final, todos calvos...
No va de calvos.
No va de calvos, ¿verdad?
No va de pelo.
No va de pelo.
No va de pelo.
Cuéntanos un poco, aunque ahora le vamos a preguntar a Javier, pero haznos una pequeña semblanza del libro.
Sí, yo desde muy joven fui consciente de una cosa,
y es que lo único que conocemos de nuestro futuro y lo único que conocía de mi propio futuro
es que un día me iba a morir.
Y entonces, al final, todos calvos son una serie de escritos
que van en torno un poco a reflexiones, algunas que surgieron en viajes, en viajes un poco particulares,
y en algunos de esos capítulos hago esa reflexión sobre que, y al final, a todo nos espera el mismo destino,
y si fuéramos realmente conscientes de ello, quizás viviríamos de otra manera.
Nos meteríamos en menos jaleos, cultivaríamos menos el resentimiento.
Iríamos por la vida de otra manera.
A mí me sorprende que la gente viva desde la soberbia y la prepotencia de creer que nunca se va a morir,
porque yo creo que cuando estamos en ese momento, y además he tenido la posibilidad o la oportunidad
de atender a personas que, en el momento último de la muerte,
la perspectiva que tenemos sobre la vida es muy diferente, muy diferente.
Entonces, es un libro que además en algunos capítulos está escrito en clave de humor,
porque yo creo que tengo la capacidad de reírme bastante de mí misma,
pero con ese punto de decir, bueno, no nos tomemos la vida a veces tan en serio,
o tomémosla en serio lo que tenemos que tomar en serio.
Entonces va un poco por ahí.
Me sonrío, Inmaculada, porque una de las frases que yo más repito siempre,
y que muchas veces se lo he dicho a mi hijo, por las mañanas le decía tú,
cuando salgamos a la calle, fíjate si ves gente sonriendo.
Y cuando pasó un poco de tiempo, que fue teniendo más edad,
mi hijo me decía, papá, tenías razón, aquí no sonríe nadie.
Y una de las frases que yo suelo utilizar cuando veo gente amargada, gente mala, gente envidiosa...
Mucha.
Por cierto, en este país yo creo que es el deporte nacional, está el fútbol y la envidia.
Si hubiese mañana una liga Hypermotion de envidia, no habría fechas,
ahí sí que habría problema de calendario, y no lo que tienen ahora los equipos de fútbol.
Bueno, pues yo siempre digo lo mismo, es que esta gente que es tan desagradable,
envidiosa, mala, prepotente, grosera, es que creen que no se van a morir.
O sea, que me sonreía cuando lo estabas diciendo, porque coincide plenamente con mi visión.
Oiga, que aquí lo único cierto en la vida es la muerte.
Exactamente.
Entonces, partiendo de esa reflexión, pues lo que dices tú, Inmaculada, es inexplicable
cómo la gente afronta su existencia en esta vida de una manera tan mezquina.