BIENVENIDOS AL NORTE ASTURIAS (88.70) - ENTREVISTA LUCIANO GARCÍA (RADIO ASTURIAS CADENA SER)

Como les decía, tenemos el privilegio de contar, bueno también tenemos, es un privilegio doble, lo que pasa que Juanma está al otro lado de la urna, no ha querido entrar en el estudio. La cabra tira al monte. Pero tenemos el privilegio de contar hoy en nuestros estudios con Juanma y con Luciano, dos nombres míticos en la radio de Asturias, con los que tuve la suerte de trabajar durante unos cuantos años, con los que tuve la suerte de aprender muchas cosas y sobre todo, bueno, en el caso de Luciano pues se convirtió en mi hermano no de sangre y permítanme esta licencia radiofónica, pero tuve el privilegio de poder aprender muchas cosas con Luciano y con Juanma también por supuesto, pero bueno, con Luciano era micrófono en mano, con Juanma íbamos con la unidad móvil por ahí, con aquella antena que yo pensé el primer día que desplegó la antena por el techo que íbamos a volcar, en aquel 131 Super Mirafiori, cuando subió la antena hasta arriba, dije ahora es el momento en que el coche vuelca de lado y a ver cómo nos sacan de aquí, pero bueno, Luciano García, buenos días. Muy buenos días, hermano. Un privilegio tenerte aquí.

Permíteme la licencia de hermano. Sí, por supuesto, por supuesto. Y a nuestros oyentes que perdonen. Gracias, gracias por estar aquí en Radio Líder. Hombre va. Luciano, qué decir de Luciano, Luciano es una voz mítica de la radio asturiana, en particular ligada al mundo deportivo durante muchos años, pero sin duda fue una de las voces que acompañó esta radio que tanto queremos en esta región y que se convirtió en una persona más que entraba en los salones de nuestra casa, entraba en nuestros coches, entraban en las empresas, se colaba por todos los rincones de la radio y nos acompañaba durante muchas horas.

Y a lo largo de unos cuantos años yo tuve la oportunidad de acompañarle y de hacer muchas cosas en conjunto, muchos programas, muchas ideas, muchas historias, muchas anécdotas, muchas risas, algún momento también, algún episodio triste y duro y difícil, pero al final todo queda ahí. Pero Luciano nació un 21 de diciembre, aunque luego engañaron a todo el mundo para decir que era el 24, nació en Gijón. Eso fue cosa de mi padre. No hombre, ya me imagino. Escúchame, había un porqué. Sí, sí, lo sé, lo sé.

Sabes tú, eres como de la familia. Pero Luciano tiene una anécdota muy buena, ya apuntaba maneras cuando nació, porque claro, ya alarmó. Nació y ya alarmó.

Después de los dolores. Después de los dolores. Porque claro, en aquella época, que eran años difíciles, el ayuntamiento de Gijón daba como si fuese una cesta de Navidad. Se llamaba una canastilla. Y entonces el padre, muy hábil, dijo, espera un momento, nació el 21, pero si nace el 24, nos dan canastilla.

Entonces, ¿qué más da me da? ¿Qué más da me da? Y me guardó cuatro días. Y te guardó cuatro días, dijo, apártalo ahí. Pégalo en las tablas. Y entonces ya se inscribió con el día 24 y hubo canastilla. Y buena, buena canastilla. Buena canastilla. Cama metálica. Pero lo mejor no es lo de la canastilla. No. Lo mejor es lo del bautizo. Sí. Estaba mi, una de mis cuatro hermanas, más mayores que yo, bastante, las más pequeñas me llevaban a mí 15 años.

Y la mayor iba a ser la madrina, me ha dicho mi hermana la mayor. Y ya estaba en el, cerca de la, al lado de la pila bautismal conmigo en brazos. Y llega la mujer del alcalde de Gigón y se lo arrapla, le arrapla al crío a mi hermana y dice, no, no, la madrina voy a ser yo. Se acabó lo que se daba. Y así fue. Y entonces era la alcaldesa, vamos.

Todo sea por la canastilla. Todo sea por la canastilla. De la cual madrina nunca volvía a saber más. Bueno. Se marchó para Madrid. Nunca me dio el bollo. El bollo. Bueno, podemos llamarla.

Fui una vez con mi padre a Madrid y ella era, tenía algo de título, vivía en una especie de palacete, en la de Dios.

Salió la chica de servicio y tal. ¿Qué deseaban? No, no, veníamos a ver a la doña Tal, no me acuerdo ni cómo se llama.

Es que mi hijo es, ella es la madrina del crío. Ah, vale, vale, ahora aviso a la señora. Pues vaya, la señora haría para mí.