La Brújula de la Ciencia s14e17: El declive de los insectos, una extinción silenciosa

Hoy en nuestra sección de ciencia les vamos a hablar de animales en peligro de extinción, pero no los que a todos nos vienen a la mente. Cuando hablamos de especies en peligro de extinción les vamos a hablar de los linces, no les vamos a hablar de los grandes mamíferos, ni de los hurogallos por ejemplo.

Para eso tenemos aquí a un animal mamífero en carne mortal que es Alberto Aparici. ¿Qué tal? ¿Cómo estás Aparici? Es encantado de estar aquí en persona, muy feliz. Este mamífero va a usar sus cuerdas vocales para contaros esto. Sí, sí, el lenguaje articulado que es lo que nos distingue del resto de animales mamíferos y del resto de los animales.

Bueno, querido Aparici, cuéntanos, cuéntanos de qué animales nos quieres hablar.

Pues vamos a hablar hoy de animales pequeños y yo creo que animales que no han sido el centro de la conversación cuando uno habla de conservación de la naturaleza, de extinciones.

Vamos a hablar de los animales más abundantes de la Tierra, vamos a hablar de los insectos.

Los grandes olvidados, porque nadie se preocupa de los insectos. ¿Pero quién se ocupa y preocupa de los insectos? Yo creo que hasta nos caen mal, ¿no? Claro. Ojalá se extinguieran las moscas ya, pero eso tiene consecuencias, señora. Sí, tiene, efectivamente. Bueno, a todo el mundo le suena, por ejemplo, el pájaro dodo. Pájaro dodo fue esta gran ave que vivía en la isla Mauricio y que la extinguimos los humanos en el siglo XVII. Pero a casi nadie le suena la porilla gigante de Kona o el piojo del cóndor de California. Y están igual de extintos y también hemos jugado algún papel, ¿no? Y es que en esto nuestras propias preferencias, las de los seres humanos, las de los científicos, que son seres humanos, pues también son importantes. Porque en los últimos 100 años nos hemos fijado mucho en mamíferos, en aves. Las aves ha habido bastantes especies extintas, pero menos en nuestro vecino los de seis patas. Claro. ¿Y por qué deberíamos fijarnos más en ellos? Pues porque los insectos están en todas partes, Rafa. Porque conocemos más de un millón de especies de insecto y el resto de animales juntos apenas suman medio millón.

Y esto quiere decir que hay un insecto para cada pequeñita pieza de cada ecosistema. Hay expertos en vivir debajo de las piedras, hay expertos en vivir en hojas y eso los hace muy interesantes porque te permiten entender las piezas, pero también los hace muy vulnerables. Por decirlo un poco a lo bruto, no hace falta que nos carguemos todo el ecosistema para extinguir un insecto, ¿no? Basta con que nos carguemos el trocito en el que ese insecto es experto, ¿no? Y un ejemplo yo creo que bastante interesante de esto es uno de los que he dicho antes, el piojo del cóndor de California. Claro, ya sé yo por dónde vas. Todos nos preocupamos por el cóndor de California. ¡Ay, qué terrible pérdida! Se extinguió primero el cóndor y luego el piojo, ¿no? Pues casi, casi. Vas bien, vas muy bien, pero fue más surrealista todavía que esto que tú has dicho. Porque el cóndor sigue vivo, a día de hoy hay 561 ejemplares reconocidos en la naturaleza, pero en los años 80 casi se extingue. En el año 87 el gobierno estadounidense decidió capturar todos los ejemplares que quedaban en libertad, que eran 27.

Yo recuerdo de pequeño cuando se decía que el cóndor de California no tenía remedio. Exacto, claro, porque efectivamente estábamos en los 80 y es que con 27 ejemplares, ¿quién podía pensar? Había unos cuantos más en zoos, pero poquito más. Bueno, durante cuatro años el cóndor de California estuvo oficialmente extinto en la naturaleza, que es extinto en forma salvaje, es una clasificación. Sólo quedaban estos ejemplares de los zoos. Y en ese intervalo, pues lógicamente, se sometió a los 27 ejemplares a un proceso exhaustivo de desparasitación. ¿Qué iban a hacer? Claro, o sea, lo que quieres es salvar a este animal, no le puedes dejar los parásitos. Para cuando alguien se dio cuenta, en el año 90, ya no quedaba ni un solo piojo. Se extinguió, digamos, por el bien del cóndor. Pero por el mal del piojo. Exacto. Oye, y ¿cuántas especies de insectos hemos registrado como extintas? Bueno, pues a día de hoy la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que es como se llama el organismo que lleva todo esto y todo el mundo lo reconoce, digamos, cita 58 especies como extintas, 93 como posiblemente extintas, que es una clasificación que algunos naturalistas usan, y hay una que la clasifica como extinta en forma salvaje, que es el grillo de Oahu, que es una isla de Hawái.

Y el problema es que estos números son muy difíciles de creer. ¿Y eso por qué? Pues porque en comparación, fíjate, te voy a dar más números, hay 164 especies de aves extintas y hay 264 de caracoles. Y pensando en lo que decía antes, que los insectos son muy abundantes, que están por todas partes, lo normal, lo esperable, sería que hubiera más especies de insectos extintas, no menos. Entonces está claro que lo que está pasando es que se nos están extinguiendo especies que ni siquiera estamos mirando. A lo mejor ni siquiera las hemos clasificado, ¿no? Como el piojo del cóndor, que se extinguió mientras no mirábamos. Y ahora ha entrado el siglo XXI, ya con una vigilancia más precisa sobre todas las especies, ¿nos estamos fijando más o no? Sí, efectivamente nos estamos fijando más, tenemos más datos y llevamos más datos.