El pasado martes 21 de junio de 2016 a las 17 hs. por Radio Light F.M. 97,3 Mhz tomamos el ?#?CafeDeNegocios? analizando el editorial de Juan Marcos Tripolone en Diario Clave: "Una nueva era global de asignación universal y desempleo estructural" ( http://www.diarioclave.com/economia-y-finanzas/2016/06/una-nueva-global-asignacion-universal-desempleo-estructural/ ), y repasando los eventos empresariales del mes.
A las 17:30 hs. y como todos los martes en el segundo bloque, llegaron nuestros columnistas de ?#?CaféDeGestión?; Raul Horacio Moreno, contador jefe en R & R Moreno - Asesoramiento Integral para empresas y Gustavo Ruiz Botella, economista en Econex Consulting. La columna del día: "Evaluación de proyectos de inversión" (Tasa interna de retorno y valor actual neto). Estuvimos en vivo por ?#?LightTV?: www.lightfm.com.ar/camara
- "El dinero es una mercancía más, y su costo es la tasa de interés. Debo tenerla cuenta en la Tasa Interna de Retorno y el Valor Actual Neto". - Raul Horacio Moreno ?#?EnVivo? ?#?Ahora? por Radio Light F.M. 97,3 Mhz.
"TIR: la menor tasa posible bajo la cual el proyecto no es viable. El Costo Financiero Total de los Bancos viene a ser la Tasa Interna de Retorno en el sector financiero" - Raul Horacio Moreno
"TIR y VAN son los mecanismos para evaluar la elegibilidad de un proyecto de inversión"- Raul Horacio Moreno ahora ?#?CafeDeGestión? de ?#?CafeDeNegocios?
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Economía y Finanzas
Una nueva era global de asignación universal y desempleo estructural.
19 junio, 2016
Por Juan Marcos Tripolone. Conductor de Café de Negocios de lunes a viernes a las 17 hs. por Radio Light F.M. 97.3MHz.
El dilema de la tecnología, y más precisamente de la que irrumpió en la era de la información, es si aumenta o no la productividad. Los índices de crecimiento se encuentran históricamente estancados, si se realizan los ajustes correspondientes a los sesgos que provocan fenómenos distorsivos mundiales como las dos grandes guerras.
Asistimos a la tercer revolución industrial, a la época del conocimiento, y nos preguntamos si esta es la revolución del llamado estancamiento secular y de la productividad en caída. Al menos esto es lo que cantan los indicadores convencionales y los principales autores.
¿Las nuevas tecnologías de la información y comunicación tales como redes sociales, economía del compartir, e-commerce e Internet colaborativa disminuyen nuestra productividad, o acaso estamos midiendo fenómenos modernos con indicadores obsoletos?
Si medimos productividad del trabajo en un era en donde el trabajo manual es reemplazado por trabajo robotizado, luce evidente desde el vamos que el guarismo estará distorsionado. La principal característica de las nuevas tecnologías es la disrupción o destrucción creativa.
Viejos empleos se destruyen pues son reemplazados por nuevos puestos para profesiones u oficios especializados. Por eso, que Moyano haya extorsionado al Gobierno para frenar la disposición del Banco Central por la cual los resúmenes se convertían de papel a electrónicos, es tan antiecológico como absurdo, semejante a pensar que los fabricantes de velas hubiesen hecho un piquete en la residencia de Thomas Alva Edison.
La encrucijada surge dado que el cambio es imparable. Y es cualitativo y cuantitativo. Quizá cualitativo para bien, porque se reemplazan trabajos que hoy se consideran casi inhumanos, como envolver chocolates durante 8 horas, por trabajos especializados utilizando habilidades mentales y desarrollando funciones cognitivas, enfrentando nuevos desafíos muchas veces en un cómodo escritorio con una taza de café.
Pero cuantitativamente las estadísticas cantan que son menos los empleos que esta destrucción creativa genera comparados con los que masivamente destruye. Miles de envolvedores de chocolates despedidos por cada cientos de técnicos instaladores o reparadores de autómatas que realicen símil tarea.
El punto bisagra de este desarrollo tecnológico ocurre en septiembre de 2008, con el pistoletazo inaugural de la crisis financiera internacional tras la caída del Lehman. Por un lado, porque esta misma tecnología generó la posibilidad de mover millonarios fondos entre países en ultra-alta frecuencia y se creó una maraña de derivados financieros electrónicos que equivalía a 16 veces el producto bruto global, y que se transformaron en polvo y ceniza con el colapso mundial, llevándose empresas enteras y empleos consigo.
Pero también esta crisis fue la perfecta excusa que tomaron grandes corporaciones para acelerar a fondo su plan de despidos de origen tecnológico que hasta entonces se llevaba a cabo de forma moderada y gradual, casi imperceptible para evitar un estallido social.
No sorprende, pues, que la semana pasada la FED mantuvo sin cambios los tipos de interés. Wall Street retrocedió un 0,2% a pesar de la buena noticia de que el dinero barato continuaría insuflando artificialmente el mercado de capitales. Se sabe: se compra con el rumor y se vende con la noticia.
La FED continúa aún manteniendo bajísimo el costo del dinero mundial porque desea estimular inversiones que generen empleo. Pero el empleo no aparece con el vigor de tiempos pasados. La herramienta monetarista ya no surtiría el efecto esperado.
Mismo ocurre en Europa, precisamente en España. Tanto en el viejo continente como en América del Norte, todos los indicadores del mercado de la vivienda y la industria vuelven a recuperarse, algunos raquiticamente, otros no tanto, pero el empleo sigue estancado.
Tampoco el tan esperado consumo masivo, que presione un poco al alza los precios. Leyó bien; lejos del problema argentino, en el primer mundo el fantasma que agita y pisa fuerte a la economía es la deflación, el peor de los males, el que provoca que cualquier consumo sea procastinable a la espera de la previsible baja del precio de dicho bien.
Tasa de empleo estancada e inflación con peligro de baja insostenible se explican por el mismo fenómeno de desempleo estructural. Las empresas se recuperaron, pero no recuperaron sus niveles de empleo. Es que ya no los necesitan. Se volvieron redundantes.
¿Qué haremos ante este escenario, para evitar ese temido estallido social global? Argentina primereó y con ello convalidó su posición como uno de los países con índice de desarrollo humano más alto en el mundo. Instrumentó la asignación universal por hijo, proyecto cuya iniciativa original fue de Elisa Carrió, e implementó el Gobierno anterior. Y ya parece que ésta herramienta comienza a seguirse de cerca por otros estados.
Países como Suecia y Suiza debaten generar un ingreso o pensión universal, que ronde los 700 u 800 euros y que sea una beca para cada ciudadano a modo de derecho a la supervivencia. Ya no será necesario “ganarse la vida”, simplemente porque es posible que no todos puedan hacerlo.
Casi la totalidad de los empleos conocidos corren el peligro de ser “robotizables”, y habrá que mantener a una inmensa masa de desempleo estructural. El ingreso universal por habitante pretendería cubrir las necesidades básicas de techo, alimento, salud y vestimenta, antes de que sea demasiado tarde para reaccionar.
¿La forma de financiarlo? Cobrando un impuesto a las empresas por cada nuevo robot que incorporen. Si dejan de pagar un sueldo adquiriendo un autómata, abonarían mensualmente un porcentaje de este presupuesto como impuesto para mantener al nuevo desempleado. En principio, las grandes corporaciones no se opondrían a esto. Sucede que, si no hay consumidores con dinero en sus bolsillos ¿Quiénes les comprarán los productos fabricados por sus robots? Difícilmente los propios autómatas los precisen.
No obstante, no faltan los científicos y filósofos que auguran que estamos ingresando en la “era de la felicidad”. Por un lado, mientras esta misma tecnología aplicada al negocio financiero y de Internet ha generado obscenas fortunas y los mencionados descalabros, anualmente centenas de miles de personas salen de la pobreza en los tigres asiáticos debido a la relocalización de la producción.
Por otro lado, ya no tendremos que tomar empleos por subsistencia (¿Cuántos cajeros/as realmente desean serlo?), sino que, cubierta la base de nuestras necesidades por parte del estado, cada cual por primera vez en la historia de la humanidad podrá escoger “hacer lo que quiera”. Desarrollar sus talentos y vocación. Disfrutar de lo que le apasiona en su vida.
Esto convertiría virtualmente a cada uno en microemprendedor o autoempleado. Proyectando el límite al infinito, desaparecerían los empleados y surgiría el microemprendedurismo universal, con el objetivo de generar ingresos extra de modo de tener un estilo de vida que sea algo más que comer, dormir, vestirse y curarse.
Este emprendedurismo buscaría rescatar “lo bueno de la manufactura”, de lo artesanal como agregado de valor y venderlo en formato boutique, cual exclusivo diseño de autor.
Una nueva época ya está entre nosotros. La del desempleo estructural, la asignación universal y el emprendedurismo universal: ¿Llegó la era de la felicidad?
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