Camilo, sonrisa que no se extingue

El héroe de Yahuahay, Camilo Cienfuegos, nació el 6 de febrero de 1932 en la localidad
de Lawton, en la capital de todos los cubanos. La historia de la nación cuenta en sus páginas
cómo llegó a convertirse en la confianza del comandante, contra Fidel ni en un juego
de pelota. Es sabido que el hombre del sombrero Alon era uno de los pocos que podía bromear
con el Che. Todos conocemos la anécdota de la lata de leche condensada que compartieron
en aquellos días en la Sierra Maestra. Fue ese gesto de Camilo el que selló la amistad
de los comandantes que protagonizaron las batallas decisivas de la victoria. El periodista Guillermo
Cabrera Álvarez lo definió como el hombre de las mil anécdotas y el Che Guevara se
inventó el término Camiladas para referirse al inventario de ocurrencias, de burlas y
a esa gracia criolla que su amigo iba dejando a lo largo de aquella guerra, en la que, valga
la coincidencia, él mismo lo consideró también como el combatiente más brillante, el señor
de la vanguardia. Camilo Cienfuegos es inmortal por naturaleza, así lo evoca el pueblo de
esta tierra libre, con una eterna sonrisa que no se extingue.
Desde el centro de la isla, Oscar Salavarría Martínez, en Radio Rebelde.