Cap. 271 (Lo que no vemos)

GIGANTES PODCAST. BALONCESTO HABLADO.

Buenas noches, Andrés. Buenas.

Vaya temporada de decisiones extremas que hemos visto. Entre el absurdo de algún traspaso y el momento, o la entidad, de algunos despidos. Esta semana titulaba a Howard Beck que era la temporada de mayor ansiedad que él recordaba. Es un clásico ver caer a los entrenadores, Andrés. Quede claro, pero es muy difícil verlo en equipos de playoffs pongamos con menos de un mes de competición por delante. Creímos que con el despido de Jenkins por teníamos suficiente. Y resulta que no. Que faltaba un caso aún mayor, o puede que mayor de todos, porque cargarse al mejor entrenador en la historia de una franquicia y al autor de su único título no es para menos. En realidad este programa lo podíamos haber dado antes, pero no es nuestra costumbre, pretendemos siempre completar el puzzle todo lo posible y además sobre todo hay otra lectura, de fondo, que podía esperar un poco más, para entender no tanto el despido de un entrenador, Andrés, otro más, como las lecciones que puede enseñarnos algo así.

Un caso tan extremo, por ejemplo, se me ocurre que aquello que intuimos es de fuera, puede ser cierto, que una tempestad de puertas adentro puede mantenerse en secreto, lo cual hoy día es muy difícil, que una mala relación entre general manager y entrenador es asunto sin solución y que al mejor jugador del mundo un entorno tóxico como que es lo peor que le puede ocurrir. Pero vamos, que de todos los imprevistos que decimos, aquella noticia Andrés, que saltaba el 8 de abril, que es una fecha para abrir ya la puerta de los playoffs. Bueno, es que ese 8 de abril, o lo que es lo mismo, tres partidos antes de que los Nuggets pusieran fin a su fase regular, tres partidos, Gonzalo, que a mí me sigue asombrando, se hacía oficial el despido de Michael Malone como técnico de Denver, un Malone que estaba cumpliendo su décima temporada en el banquillo, pero es que a la vez se anunciaba el despido del general manager de la franquicia Calvin Booth, que llegó a Denver cinco años antes, en 2020. Con la noticia automáticamente David Adelman, hasta ahora primer asistente de Malone y que ha estado ocho años a su lado, ha sido su sombra los últimos ocho años en Denver, asumía el cargo de técnico 21 hasta final de temporada.

Adelman, para que no le tenga muy fichado, hay que decir que es hijo del mítico Rick Adelman, que entrenó en la NBA más de dos décadas y había sido candidato también, David Adelman, Diego, al puesto de los Lakers y de los Cubs el verano pasado. Lo contamos aquí en el caso de los Lakers y va a ser entrevistado por las gerencias en ambos casos, en Lakers y en Cubs. Solo tres partidos antes de la conclusión de la fase regular y sin experiencia previa como técnico jefe, Gonzalo, Adelman se iba a convertir en el técnico que afronta un playoff con menos experiencia en la historia de la liga. También es cierto que iban a perder cuatro seguidos por primera vez en el momento, digamos, de los despidos del despido y la no renovación. El momento en el que aprovechan para hacerlo. Pero veíamos, Andrés, que se había derrumbado el equipo, eran las peores sensaciones del año, veíamos a Jokic frustrado, sin Murray, pero era un equipo que estaba entonces con 47-32. En medio de todo este desastre, ¿qué habían hecho? Caer de la tercera a la quinta del oeste, un oeste un año más que está en un puño y el riesgo de caer al play-in.

Se repetía una y otra vez, hombre, riesgo es cargarte a tu entrenador de la última década, efectivamente, con tres partidos por delante. Pero antes de la caída de Malone siempre lo ha tenido, el protagonismo absoluto Jokic. Pero ya se le veía, se le destacaba a él en particular como tragedia, porque estaba dando su mejor nivel, si es que algo así es posible, y ya no servía. Era cuando veíamos esos planos de cámara, sobre todo en el banquillo, nervioso y frustrado. Como le buscaban a los planos, Gonzalo. Hay que recordar, de todas formas, que los Nuggets hicieron una, yo diría que muy sólida primera parte de temporada. Llegaron al parón del All-Star con un récord de 36-19, lo que significa que estaban en proyección de 54 victorias, que es una marca que para poner en perspectiva les habría valido para ser segundos del oeste. Pero tras el parón, ese último tercio, ahí es cuando la cosa cambia, ahí es cuando se les atraganta lo que queda de temporada. Cuando despiden a Michael Malone, el récord tras el All-Star es de 35-19.