Cap.81- ¡¿Por qué narices quise ser podcaster?! ¡Aaaaarg!

Amigos, amigas, bienvenidos al nuevo El Nombre del Podcast.

Bueno, espero que estéis bien y que estéis relajados y cómodos, sentaros, porque tenemos que hablar.

Sí, tenemos que hablar.

El verano ha sido muy bonito, lo hemos pasado genial juntos, corriendo por la playa... mentira.

Los que escucháis el programa desde hace tiempo, muchas gracias, por cierto, habréis notado cosillas rarunas últimamente, como por ejemplo una nueva imagen y creatividades que ya podéis ver en redes y demás, espero que os gusten, me lo he currado ahí a tope, aunque no sea del todo muy fuerte, pero bueno, ahí están.

Lo primero que os quería decir es que, bueno, en mayo publiqué un capítulo con el podcast Misterios y Cubatas, y nunca más se supo de mí, no habéis preguntado por mí, no, lo siento.

O sea, Ana Mendoza ya estaba preparando un capítulo sobre mi desaparición, creedme, y sobre todo quiero que esto quede muy claro, si las últimas personas con las que me veis hablando son los de Misterios y Cubatas, ya os digo que la culpa es suya, o Sere me ha dejado en una cuneta, o Bart me está usando de cuerpo allí tirado por el suelo para sus vídeos de redes, o Alberto directamente me ha entregado ya a Los Hombres Topo, no lo sé, pero una de esas opciones seguro que es si me pilláis hablando por última vez con Misterios y Cubatas, ¿vale? La verdad es que en mayo pasó una cosa, y es que peté, peté totalmente.

Me agobié muchísimo con el programa, y además, como yo soy idiota y me meto siempre en mil historias, pues me acaban sobrepasando, o sea, ¡no puedo más! Quiero hacer mil cosas a la vez, y al final no hago ni una bien.

¿Os suena? Sí, seguro que a más de uno le ha pasado, no estoy diciendo nada extraordinario.

Pues dije, en ese momento, dije hasta aquí, hasta aquí, ¡pum! Y frené el coche en seco y dije, a ver, todos los proyectos bajarse ahora mismo, ¿vale? Fuera del coche.

Antonio Lobato, tú también, fuera del coche, bájate de mi coche.

Y me he tomado todos estos meses para pensar solo en una cosa, en mí.

Sí, en mí y en nada más, de verdad.

O sea, para que os hagáis una idea, un día se me fue la pinza totalmente y me compré la Play 5, ¡pum! Ahí, me levanté un día así y dije, a la mierda, voy a por la Play.

Que además, el tipo que me la vendió, de un gay, me encantó, porque me insistió mucho en que me pillara el seguro, ¿vale? Para la Play, porque al parecer hay muchas novias y mujeres, ¿no? Que habían tirado la consola por la ventana de sus novios y maridos.

Me miró en los ojos y me dijo, no es coña, ¿eh? No es coña.

En fin, que le suben al sueldo a este hombre por original y creativo.

Y es que yo en su día fui bastante gamer y hacía mil que no jugaba nada de nada.

Así que, de verdad, o sea, me he puesto al día.

Bueno, estoy todavía poniéndome al día, pero es que este verano, en dos meses a lo mejor, pues me he pasado ya el Jedi Survivor, el Hogwarts Legacy.

He vuelto a jugar al Clash Royale después de, creo que ocho años, hacía que no abría yo ese juego.

Bueno, en fin, me han saltado notificaciones a saco.

Bueno, claro, todo lo que yo jugaba, pues ahora ya es como la prehistoria, ¿no? Esto lo contaré en otro vídeo porque creo que es interesante y curioso, la verdad.

También he vuelto al gimnasio para cuidarme un poquito, eso sí, ¿vale? O sea, antes iba también.

Pero os lo juro, me quedaba como media hora andando de casa y me tiraba una hora yendo y otra hora para entrenar.

¡No tengo tantas horas disponibles al día! Así que me apunté a un gimnasio que tengo justo delante de casa.

Ahí, a tope.

Y entonces llegó agosto.

Y con el calor que hizo, pues, a ver, cerré puertas, ventanas, me puse el aire a tope y cuando ya dejé de sentirme mínimamente como un huevo frito en el capó de un coche, volví a pensar en el podcast.

Eso fue lo que motivó otra vez que pensara en este programa.

Veamos, hay dos razones principalmente, ¿vale? Por las que me agobié mucho con el programa.

La primera, porque no sabéis, no sabéis, de verdad...