Description of Capítulo 08. Una nube en el horizonte
A la vez que vamos conociendo mejor el talante del señor Ursiclos, nuestros viajeros prosiguen la caza del fugaz rayo verde encontrando enojosas dificultades meteorológicas en su proyecto.
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El rayo verde de julio verne capítulo ocho una nube en el horizonte era necesaria una explicación pero como aristóbulo sur siclos no tenía nada que ver con aquel asunto la señorita cambell le saludó fríamente y se volvió al hotel aristóbulo sur siclos habían devuelto el saludo a la jovencita con la misma frialdad evidentemente ofendido por haber sido relegado por un rayo por verde que fuera reemprendió el camino de la playa haciéndose las más sensatas reflexiones el hermano sam y el hermano si no las tenían todas consigo por esto tan pronto entraron en el salón reservado esperaron con las orejas gachas a que la señora campbell les dirigirá la palabra la explicación fue corta pero clara habían venido a oban para ver el horizonte del mar pero no podían ver nada tampoco que no valía la pena de hablar de ello los dos tíos son argumentaron basándose en su buena fe no conocía no van quién hubiera imaginado que el mhm mar el verdadero mar no estuviera allí ya que tanta gente fui a aquel lugar para bañarse era seguramente el único punto de la costa en que debido a aquellas inoportunas islas hébridas la línea del agua no se recortaba en el horizonte uniéndose al cielo pues bien dijo la señorita campbell con un tono que intentaba serlo más severo posible tenían que haber escogido otro punto que no fuera oban aun cuando tuvieran que sacrificar las ventajas que les reportaba el encuentro con el señor aristóbulo sur siclos los hermanos melvin bajaron instintivamente la cabeza y no contestaron a aquel certero golpe haremos inmediatamente los preparativos para marcharnos hoy mismo dijo la señorita campbell vámonos contestaron los dos tíos que no podían hacerse perdonar su equivocación más que con un acto de obediencia pasiva seguidamente como de costumbre empezaron a llamar ved ved vez betty betty la señora ves compareció seguida de partridge los dos fueron advertidos al momento y sabiendo que su joven ama siempre tenía razón no hicieron preguntas sobre aquella partida tan precipitada pero no habían contado con el sr max payne el propietario del caledonian hotel sería no conocer bien a estos inefables industriales incluso en la hospitalaria escocia si los creyéramos capaces de dejar partir a una familia compuesta por tres dueños y dos domésticos sin haber hecho todo lo posible para retenerla y esto es lo que ocurrió en aquella circunstancia cuando estuvo al corriente de aquel grave asunto el sr mack declaró que todo podía arreglarse a satisfacción general sin hablar de la satisfacción particular que él experimentaría conservando el mayor tiempo posible viajeros tan distinguidos que es lo qué quería la señorita campbell y en consecuencia que reclamaban los señores chip y sam melville una visita del mar libre con un ancho horizonte nada mas fácil puesto que se trataba de observar aquel horizonte solo a la puesta del sol que no podían verlo desde el litoral de hogan bueno sería suficiente situarse la isla carrera no la gran isla de mull sólo dejaba descubrir una pequeña porción del atlántico al suroeste pero bajando por la costa se encontraba la isla shell cuya punta norte se halla unida por un puente a la costa escocesa allí no existe obstáculo alguno para disfrutar de la vista de una extensión de mar que abarca las dos quintas partes del cuadrante y para ir hasta aquella isla era cuestión de un simple paseo de cuatro a cinco millas no más y si el tiempo era propicio con un buen coche conducido por excelentes caballos la señorita campbell y sus acompañantes podrían llegarse allí en una hora y media escasa esa para apoyar sus explicaciones el elocuente hotelero indicaba con grandes gestos el mapa que colgaba en el vestíbulo del hotel la señorita campbell pudo constatar que el sr mccain no quería engañarla efectivamente más allá de la isla shell se descubría un ancho sector que comprendía un tercio de aquel horizonte en el cual se hundía al sol durante las semanas que preceden y siguen al equinoccio el asunto quedó resuelto pues con gran contento por parte del sr mccain y con mayor contento aun de los hermanos melville la señorita campbell les concedió generosamente su perdón y no hizo ninguna otra alusión desagradable a la presencia de aristóbulo sur siclos pero decía el hermano sam pero es bien raro que