iVoox
iVoox Podcast & radio
Download app for free
By iVoox Audiolibros Después del amor y otros cuentos
This is a preview from an exclusive episode. Listen to the full episode by supporting this podcast!
Capítulo 1

Capítulo 1

6/10/2025 · 13:27
0
0

Description of Capítulo 1

Después del amor y otros cuentos - Capítulo 1

Read the Capítulo 1 podcast

This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.

Después del amor y otros cuentos. De Hernán Lara Zavala.

Después del amor. Luego de muchos años de no verse, se encontraron un día por casualidad.

Los dos habían ido solos a la exposición de una amiga común. Se miraron sin saludarse. Él iba vestido con esa mezcla rara de informalidad y refinamiento que la mayor parte de la gente considera como evidencia de una vida excéntrica. Ella llevaba un vestido de terciopelo negro y escotado, evidencia de una clase social privilegiada. Cada quien recorrió la galería por su parte observando los lienzos. A la hora del brindis, él se acercó a ella y le propuso.

—¡Vámonos! Te invito a una copa. Se pusieron de acuerdo. Salieron juntos. Ya estaban sentados en el bar de un hotel de la ciudad, ambos bebiendo whisky, cuando él preguntó sin mayor preámbulo. ¿Y qué fue de nuestro amor? ¿Qué quedó de toda esa pasión? ¿En qué se transformaron? ¿Se desvanecieron en el tiempo, en el recuerdo, en la memoria? ¿Los actos del corazón se pierden en cuanto cesan los actos físicos? ¿Será verdad que en nuestra época ya no hay pecados sino meras transgresiones? ¿Que el perdón no existe y que ya no nos queda más remedio que rechazar la culpa y el remordimiento para sumirnos en el vacío? ¿El amor moderno será tan complejo que ya no admite una sola línea de acción, una incógnita, un misterio? ¿Puede seguir siendo, como se consideró alguna vez, de una sola pieza, refractario, indivisible y siempre fiel? ¿Cuántos vértices tiene el amor? Esos mismos vértices muchas veces nos lastiman y lastiman a los que amamos y, sin embargo, los agradecemos porque son los que nos hacen sentir y nos hacen vivir. ¿Pero es posible hablar de amor? ¿Se puede ser tan cínico o tan ingenuo como para decir te amo con total impunidad? ¿Hay alguien que logre vivir una gran pasión que no parezca un remedio insulso de una vieja película en la que ya no sabemos de memoria todos los parlamentos? La enormidad de la Ciudad de México les permitía llevar dos y hasta tres vidas paralelas e independientes sin que una se cruzara jamás con la otra.

Se hicieron amantes, se veían cada vez que podían, tres o cuatro veces a la semana, en ocasiones en la calle, solamente a conversar, a besarse, a decirse cuánto se amaban, para después retirarse cada quien a cumplir con sus obligaciones, con sus trabajos, con sus familias. Fueron pareja durante años aunque nunca se planteó la posibilidad de vivir juntos. Ella tenía familia. Él era libre aunque tenía novia. Se veían clandestinamente. La mujer le contestó, «No lo sé, pero me niego a aceptar que lo que vivimos e imaginamos juntos se convirtió en memoria de lo que fue, en meros recuerdos, en lo que ya pasó y no podrá volver a existir jamás».

Habían descubierto un raro placer en reunirse en esos recintos cerrados, sórdidos la mayor parte de las veces, que los aislaba por completo del bullicio de la ciudad y de su diario acontecer para dejarlos totalmente expuestos, uno junto al otro, en la más absoluta intimidad. Rara vez se veían durante los fines de semana, nunca durante las vacaciones. «Los recuerdos de nuestras emociones se van quedando por ahí», comentó él. «Algunos de manera natural y espontánea, otros, muy pocos, buscamos rescatarlos y preservarlos.

La mayoría se abandonan o se acaban, se marchitan, se rompen, se tiran a la basura y muchos de ellos están ahora totalmente ausentes, perdidos para siempre de nuestras vidas, olvidados. Y si acaso viven, se encuentran reposando en la oscuridad de nuestros limbos y ni siquiera se alteran cuando tiramos al piso un poco de sal».

Se separaron poco a poco. «Que no sea durante la época de lluvia», le había pedido ella. «No lo podrías soportar». «Tampoco en Navidad», había pensado él. Y así la relación se fue prolongando.

«Tal vez tengas razón», contestó ella, «pero a pesar de que hace años que no hacemos el amor, que no nos tocamos, que no nos vemos, yo sé perfectamente cómo miras, cómo te ríes, cómo te levantas el cabello de la frente. Veo la forma de tus dedos, siento la temperatura de tu piel, sé cómo te suenas la nariz, cuál es el olor de tu cuerpo, el sabor de tu semen. Y eso, no lo recuerdo, lo vivo».

Comments of Capítulo 1

Support this program to participate in the conversation.