Description of Capítulo 18
Orgullo y prejuicio - Capítulo 18
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Capítulos dieciocho hasta que elizabeth centro en el salón de net perfil y busco en vano entre el grupo de casaca rojas allí reunidas a william no se le ocurrió pensar que podía no hallarse entre los invitados la certeza de encontrarlo le había hecho olvidarse de lo que con razón la habría alarmado se había hace calado con más esmero que de costumbre y estaba preparada con el espíritu muy alto para conquistar todo lo que permanecía indómita en su corazón confiando que era el mejor galardón que podría conseguir en el curso de la pelota pero en un instante les sobrevino la horrible sospecha de que william podía haber sido omitido de la lista de oficiales invitados de bing ley para complacer a darse ese no era exactamente el caso su ausencia fue definitivamente confirmada por el señor de ni a quien lidia se dirigió ansiosamente y quien les contó que el señor cobijan se había visto obligado a ir a la capital para resolver unos asuntos el día antes y no había regresado todavía y con una sonrisa significativa añadió no creo que esos asuntos le hubiesen retenido precisamente hoy si no hubiese querido evitar encontrarse aquí concierto caballero lidia no yo estas palabras pero lisa vez sí aunque su primera sospechan no había sido cierta dar si era igualmente responsable de la ausencia de william su antipatía hacia el primero sexta espero de tal modo que apenas pudo contestar con cortesía a las amables preguntas qué tal si le hizo al acercarse a ella poco después cualquier atención o tolerancia hacia darse significaba una injuria paraguay jam decidió no tener ninguna conversación con darse y se puso de un humor que ni siquiera pudo disimular al hablar con bing ley pues su ciega parcialidad la irritada pero el mal humor no estaba hecho paraliza vez ya pesar de que es tropezaron todos sus planes para la noche se le pasó pronto después de contarle sus penas hacerlo lucas a quien hacia una semana que no veía pronto se encontró con ánimo para transigir con todas las rarezas de su primo y se dirigió a él sin embargo los dos primeros bailes le devolvieron la angustia fueron como una penitencia el señor collins torpe y solemne disculpas en vez de atender con paz y perdiendo el paso sin darse cuenta le daba toda la pena y la vergüenza que una pareja desagradable puede estar en un par de bailes librarse de él fue como alcance usar el éxtasis después tuvo el alivio de bailar con un oficial con el que pudo hablar del señor güija enterarse de que todo el mundo le apreciaba al terminar este baile volvió con carlos lucas y estaban charlando cuando de repente se dio cuenta de que el señor dar si se había acercado a ella y le estaba pidiendo el próximo baile la cogió tan de sorpresa que sin saber que hacía aceptó dar si se fue acto seguido y ella que se había puesto muy nerviosa secreto allí deseando recuperar la calma charla trato de controlarla a lo mejor lo encuentras encantador no lo quiera dios esa sería la mayor de todas las desgracias en entrar encantadora un hombre que debe ser odiado no me desees tanto mal cuando se reanudó del baile dar si se le acercó para tomarla de la mano y serlo no pudo evitar advertirle al oído que no fuera una tonta y que no dejas que su capricho por william le hiciese parecer antipático los ojos de un hombre que valía diez vez es más que el elizabeth no contesto ocupó su lugar en la pista asombrada por la dignidad que le otorgaba el hallarse frente a frente contarse leyendo en los ojos de todos sus vecinos el mismo asombro al contemplar el acontecimiento estuvieron un rato sin decir palabra elizabeth empezó a pensar que el silencio y a durar hasta al final de los dos bailes al principio estaba decidida romperlo cuando de pronto pensó que el peor castigo para su pareja sería obligarle a hablar e hizo una pequeña observación sobre el baile darse contexto y volvió a quedarse callado después de una pausa de unos minutos elizabeth tomó la palabra por segunda vez si le dijo ahora le toca usted decir algo señor darse yo ya he hablado del baile y usted debería hacer algún comentario sobre las dimensiones del salón y sobre el número de parejas el sonrió y le aseguro que diría todo lo que ella deseas escuchar muy bien no está mal esa respuesta de momento quizá poco a poco me venza de que los bailes privados son más agradables que los públicos pero ahora podemos permanecer callados acostumbra a usted a hablar mientras baila algunas veces es preciso hablar un poco no cree sería extraño estar juntos durante media hora sin decir ni una palabra pero en atención de algunos hay que llevarlo con estación de modo que no se ven obligados a tener que decir más preciso se refiere a usted misma o lo dice por mí por los dados replicó elizabeth con coquetería pues he encontrado un gran parecido en nuestra forma de ser los dos