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By Francisco Calzado El rayo verde
Capítulo 22. El rayo verde

Capítulo 22. El rayo verde

5/10/2024 · 13:57
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El rayo verde Episode of El rayo verde

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Capítulo 22. El rayo verde
Después de las intensas emociones vividas por la señorita Campbell, Olivier Sinclair y sus acompañantes, parece que regresan las condiciones óptimas para el avistamiento del rayo verde, que se presentará, pero con un sorprendente desenlace...
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El rayo verde de julio verne capítulo veintidós el rayo verde pocos minutos después bajo el frescor de la brisa en el fondo de clams el la señorita campbell volvió en sí como de un sueño en el cual la imagen de olivia sinclair ocupaba todos los planos de los peligros a que su imprudencia la había expuesto ni se acordaba todavía no podía hablar pero al ver a olivia sinclair dos lago amas de agradecimiento le brotaron de los ojos y emocionada tendió la mano a su salvador el hermano sammy el hermano sir sin poder pronunciar una palabra estrechaban al joven en un mismo abrazo la señora ves no se cansaba de hacerle reverencias y porridge se moría de ganas de abrazarlo también luego como todos estaban muertos de cansancio una vez se hubieron cambiado las ropas empapadas del agua del mar y del cielo se echaron a dormir y la noche terminó apaciblemente pero la impresión que se habían llevado no tenía borrarse jamás del recuerdo de todos los protagonistas de aquella escena que había tenido lugar en la legendaria gruta de fingal al día siguiente mientras la señorita campbell descansaba en el lecho que le habían preparado al fondo de clam shell los hermanos melville se paseaban cogidos del brazo por delante de la cueva no se decían nada pero tenían necesidad de palabras para expresar los mismos pensamientos los dos movían la cabeza de arriba abajo cuando tenían ganas de sentir y de izquierda a derecha cuando denegaban y qué otra cosa podían afirmar sino que olivia sinclair había expuesto su vida para salvar a la imprudente jovencita y que negaban pues que sus primeros proyectos fueran ya realizables en aquella muda conversación se dijeron muchas cosas cuyo próximo desenlace veían claramente tanto el hermano sam como el hermano sip a sus ojos olivia ya no era olivier se había convertido en el propio amin el héroe más perfecto de las epopeyas gaélica por su parte oliver sinclair era presa de una excitación extraordinaria por un sentimiento de delicadeza deseaba sentirse solo se hubiera notado cohibido ante los hermanos melville como si con su presencia quisiera exigir el pago al de su abnegación por esto salió de la gruta de clavel y dirigió sus pasos hacia la meseta de estafa ja en aquel momento todos sus pensamientos iban dirigidos a la señorita campbell de todos los peligros que había corrido voluntariamente es cierto ya no se acordaba del único que se acordaba de aquella noche horrible era de las horas pasadas al lado de elena en aquel hueco oscuro cuando la protegía con sus brazos del furor de las olas volvía a ver el rostro de aquella bella muchacha más pálido por la fatiga que por el temor y volvía a oír su voz conmovida que le decía como ya lo sabía usted cuando él le había dicho yo sé lo que hizo usted cuando iba a ahogarme en el abismo de corrí recall se imaginaba de nuevo en aquella estrecha gruta dentro de la cual queriéndose sin decírselo habían sufrido y luchado uno al lado del otro durante largas horas allí habían dejado de ser el señor sinclair y la señorita campbell se habían llamado naturalmente a olivia y elena como si en el momento en que la muerte les amenazaba hubieran querido nacer a una nueva vida una serie de pensamientos se agolpaban en la cabeza del joven mientras se paseaba por la meseta de estafa por grandes que fueran sus deseos de volver al lado de la señorita cambell una fuerza invisible le retenía a pesar suyo porque de hallarse en su presencia sin duda habría hablado demasiado y no deseaba hacerlo sin embargo al igual que ocurre a veces con los fenómenos atmosféricos que con la misma rapidez que se producen se desvanecen el tiempo se había vuelto espléndido y el cielo era de una pureza perfecta el sol había rebasado el cenit sin que el horizonte se hubiera empañado con la más ligera bruma olivia sinclair con la cabeza hirviendo con todos estos pensamientos andaba nervioso bajo la intensa irradiación de los rayos solares aspirando la brisa marina y llenándose los pulmones con aquella atmósfera vivificante de pronto otro pensamiento cruzó por su mente bien distinto de todos los que le embargaban cuando estuvo frente al limpi do horizonte el rayo verde exclamó nunca el cielo se ha mostrado más propicio para nuestra observación como ahora ni una nube ni una bruma y no es probable que aparezcan después de la borrasca de ayer que las barrió todas hacia el este y la señorita cambell que no pensará seguramente que en este día le está esperando la una espléndida puesta de sol debo debo avisarla sin perder tiempo

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