Cápsulas HDN : El Caso de Mati y la Búsqueda de la Justicia

La desaparición y el asesinato de la española María Matilde Muñoz, conocida como Mati en la isla indonesia de Lombok, ha puesto de relieve la vulnerabilidad de los viajeros en el extranjero y la posible falta de transparencia en las investigaciones locales.

Mati Muñoz Cazorla, natural de Ferrol y de 72 años, era una azafata jubilada que pasaba largas temporadas viajando y explorando el sudeste asiático.

Era conocida por su carácter abierto y llevaba años visitando Indonesia, en particular la zona de Sengigi, donde era muy conocida por los residentes y el personal hotelero.

La última vez que fue vista fue entre el 1 y 2 de julio de 2025.

Se alojaba en el hotel Bumi Aditya, donde había reservado 20 noches por adelantado.

Sus amistades destacan que era muy meticulosa y tenía por costumbre comunicar todos sus movimientos, dónde iba a estar, qué iba a visitar a sus familiares y amigos.

Ella viajaba como turista, disfrutaba o quería disfrutar de la tranquilidad de Lombok, una isla mucho menos concurrida que Bali.

Había pasado antes por Sumatra y Malasia, y tras llegar a Sengigi, buscaba un retiro de paz explorando el entorno y manteniendo relaciones con otros viajeros y gente local.

Se instaló en el Bumi Aditya por su ambiente familiar.

Entre sus planes se incluía una estancia larga, con actividades sencillas y tranquilas como leer, pasear por la playa y relacionarse con el personal del hotel.

La desaparición de Mati se produce cuando deja de responder mensajes y llamadas a partir del 2 de julio.

Seis días después, desde su móvil se envía un mensaje en inglés a una empleada del hotel alegando que debía viajar urgentemente a Laos.

Las faltas de ortografía y el tono del mensaje levantan sospechas, pues no correspondían a su forma de comunicarse.

Sus familiares y amigos reciben información contradictoria en el hotel.

Este establecimiento no cuenta con cámaras de vigilancia desde el año 2008, lo que complica en esos primeros momentos el esclarecimiento de los hechos.

El 24 de agosto, varias pertenencias de Mati aparecen en un contenedor de basura en el propio hotel, pero falta su pasaporte, tarjetas bancarias y el teléfono móvil.

Seis días después, el cadáver es hallado enterrado en una playa cercana.

La confesión de dos detenidos, un empleado y un exempleado del hotel revela que el motivo fue un robo de aproximadamente 156 euros, sumamente indignante por la falta de proporcionalidad y humanidad del crimen.

La investigación local ha estado plagada de irregularidades y dudas.

Sus familiares denuncian la demora en la búsqueda inicial de la desaparecida y en el registro de la habitación.

Contradicciones en las declaraciones del personal del hotel sobre la habitación ocupada por Mati.

Hay un presunto encubrimiento o filtración de información por la presencia de un familiar de una empleada dentro de la comisaría local.

Hay un mensaje falso enviado desde su móvil intentando simular su marcha.

La autopsia se retrasa y la familia sigue esperando que se esclarezca la fecha y las circunstancias exactas de la muerte.

Ante la presión internacional y las denuncias de la familia, Interpol y agentes desplazados desde Jakarta asumen parte de la investigación con el objetivo de esclarecer si hubo encubrimiento por parte de las autoridades locales y ampliar la búsqueda de implicados.

Por lo tanto, en estos momentos la Interpol busca posibles vínculos entre el personal del hotel y la policía local de Senguigi.

La familia además denuncia que la ayuda diplomática facilitada a Mati ha sido insuficiente en comparación con casos mediáticos recientes que todos conocemos.