Carlos Vizuete - El funeral del Papa Francisco y el cónclave

Rayos y truenos. Nos subimos al barco que nos lleva a la realidad o a huir de ella.

Una singladura semanal con el profesor Carlos Bizuete.

Bueno, pues abrimos nuestra ventana, que nos gusta decir en el programa...

¡Eso era antes! ¿Qué no, hombre? Que es que esto lo hice yo en Semana Santa, que puse un trocito de la ventana explicando tú la Semana Santa en el pasado. Y entonces lo que hacemos ahora es pasar a nuestros rayos y truenos, que es la situación actual. Pero lo que no varía en todo este tiempo es que aquí está el profesor Carlos Bizuete y aquí está Teresa.

Fíjense si pasa el tiempo rápido que estábamos comentando el año 2005, intentando recordar cómo vivimos la muerte de San Juan Pablo II.

Lo estaba intentando recordar ella, porque ella es más joven que yo, pero tiene peor las neuronas.

Yo tengo una edad ya respetable. Fatal, me estaba contando cosas el profesor Bizuete que yo no recordaba.

¡Madre mía! Estás muy mal.

¿Cómo pasan los años? Yo entiendo que tú, que te ha atropellado la actualidad, por eso yo hicimos esta careta para huir de la actualidad.

Pero hoy no huimos de la actualidad.

Tuvimos otra temporada que colgábamos en el perchero porque buscábamos una percha para hablar de algo.

Y entonces, hoy percha no hay, hoy tenemos un armario entero.

Empotrado.

En el estudio me ha preguntado si sabes que se ha muerto el Papa.

Digo, no, no me he enterado.

¡Ay, por favor! ¡Qué jartura! Porque es que además...

Primero, vamos a hacer la pregunta que todo el mundo hace.

¿Cómo te enteraste? ¿Qué estabas haciendo? ¿Cómo recibiste la noticia el lunes? Pues la noticia la mandó en un mensajito.

Mi mujer estaba en el ordenador leyendo los periódicos o lo que sea.

Y entró una de esas que sale y ahora con los nuevos programas en la barra te dice, y me dice mi mujer, tu hija dice que se ha muerto el Papa.

Digo, ¿qué dices? Y en ese momento entró otro mensaje de mi hermano y decía lo mismo.

Se ha muerto el Papa.

Eran las 10 y 5 o así.

No puede ser esto.

Mal estaba porque yo lo había visto bastante cascado.

Pues, hija, tuve el domingo de resurrección.

El domingo.

¿No creabas mejor? No creas, pero bueno, yo...

El hecho de salir en la silla y luego pasearlo en el coche, pues parecía...

Pero cuando hablaba...

Es que no podía.

Se ahogaba, ¿no? Y entonces yo no lo vi.

Vamos a ver.

Yo he sido, o soy, o he pensado malamente de esto.

Quiero decirte que a mí me parecía una imprudencia.

Le han dicho dos meses de reposo y sin ver a nadie.

A los 15 días ya estaba yendo, entrando y saliendo.

Yo no sé si ha debido pensar, pues si hay que morirse, pues venga, que sea pronto.

No lo sé, porque es que es una cosa que parecería...

Entramos, salimos, hablamos...

Luego, al final, no se ha muerto de la insuficiencia respiratoria, sino que ha sido...

El derrame cerebral, el ictus, por las otras complicaciones que tenía.

Pero a mí, personalmente, me parecía una imprudencia.

Yo entiendo que, dado su carácter, él quisiera hacerse presente.

En la misa del Domingo de Ramos ya apareció.

Y luego ir a la prisión de Regina Celí el día de Jueves Santo.

A lo mejor él tenía el presentimiento de que se iba a morir y por eso quiso aparecer el Domingo de Resurrección.

Nunca lo sabremos.

Estas cosas, te digo que no las sabemos.

Pero visto lo visto, no parecía que iba a ser al amanecer.

Entonces, yo inmediatamente miré los periódicos online y lo que decían en las emisoras de radio.

Y el entierro es el sábado y hay que llenar, hay que publicar muchos periódicos y llenar muchas emisoras.