CARMEN LÓPEZ - EL ENTORNO DEL MONGE 14-10-25

12 y 33 en minutos de este día que fíjense le decía al principio que teníamos panza de burra y parece que está abriendo un poquito. Está abriendo un poquito, está saliendo el sol y esto está ya como más animado. Vamos, tan animado está, fíjense si está animado que nos vamos de senderismo. Vamos a hacer una senda porque tenemos a Carmen, lo pedí a Carmen, buenos días.

Hola, buenos días. Preparados ya para hacer la senda de los martes. Bien, lo que pasa que hoy vamos a ponerle otro título y en lugar de senda vamos a decir un paseo relajante. Pero, ¿por qué? Porque mira, la semana pasada hemos hablado de la ruta de la aldea perdida y ese nombre se debía ni más ni menos a la obra de ese gran autor asturiano y español, don Armando Palacio Valdés.

Entonces he querido enlazar su lugar de nacimiento en Tralgo y en Pola de la Viana y el lugar donde reposan sus restos mortales que es Avilés. Y así me voy a permitir hablar en Avilés de dos lugares que han sido ni más ni menos declarados bien de interés cultural, que además son diana del turismo tanto nuestro asturiano como incluso del turismo internacional. Los restos de don Armando Palacio Valdés, además por deseo expreso de él, descansan en el cementerio de la Carriona, en Avilés. Y entonces ese es el primer lugar al que quiero referirme.

El cementerio, luego me extenderé un poco hablando de sus características, pero quiero hacer referencia inicialmente al monumento funerario que alberga los restos de don Armando.

¿Por qué? Porque no es una tumba, no es un panteón cualquiera. En aquella época el cementerio de Avilés ya tenía un cierto recorrido cultural. ¿Por qué? Porque Avilés, a finales del siglo XIX, principios del XX, su población se había enriquecido gracias a fundamentalmente actividades de tipo marítimo y portuario. Había una naciente y ya creciente burguesía y luego había habido muchos avilesinos que habían hecho las Américas.

Entonces cuando retornaron fueron los llamados indianos y ellos invirtieron parte de su fortuna en engrandecer la ciudad y la villa de Avilés y, como no, el cementerio. Y tú dirás, ¿engrandecerlo? Pues sí, porque no se conformaban con ser enterrados en tierra o en una simple sepultura sin más. Ellos querían que su poderío económico, en vida, su estatus social se reflejara también, pues una vez muertos. Y por eso el principio del cementerio de Avilés está lleno de panteones, bueno, impresionantes.

Hay que verlos, o sea, es que es, insisto, un bien de interés cultural y nos permite también hacer una ruta cultural por dicho cementerio. Y ahí ese panteón de don Armando hace alusión continuamente a aspectos de la vida y de la obra de don Armando Palacio Valdés. Está el panteón encabezado por una imagen de su rostro y luego hay una figura que es una mujer que representa ni más ni menos a la protagonista de esa obra que yo quiero calificar de universal, que es La aldea perdida.

Bueno, pues esta figura es Demetria. El autor de dicha escultura es un afamado escultor de la época, Jacinto Higueras, y él pensó qué voy a representar ahí, pues ni más ni menos que esa protagonista Demetria. Y necesitó buscar una modelo. Bueno, pues esa modelo él pensó que tenía que ser eso, una mujer, además asturiana y representada con el traje típico asturiano.

Pues ahí en esa búsqueda encontró a una bellísima mujer avilesina, joven, que se llamaba Carmen Rodríguez Suárez Puerta, Carmina. Esta mujer, fíjate, con 98 años, relataba cómo había sido su aventura a la hora de posar para tan ilustre personaje de tan ilustre obra. Jacinto Higueras no vivía en Avilés, no vivía en Asturias, vivía en Madrid.