Carmen Martín Gaite: lo raro es no leerla (TOMO Y LOMO - CARNE CRUDA #1496)

A mí me dijo un amigo, que, por cierto, no era una persona muy metida en el mundo de las letras, me dijo que había estado leyendo una novela mía, que a mí tampoco me gusta demasiado, pero que a él parece que le había gustado mucho, fragmentos de interior, y que la iba leyendo en el metro y que se pasó de estación.

Y le dije, mira, si resucita Jean Paul Sartre ahora mismo, y me hace una crítica estructuralista de la novela, no me gusta más eso que me ha dicho.

¡Hola! Hoy festejamos por todo lo alto a una de las escritoras más leídas y relevantes de la literatura española del siglo XX, de esas de pasarse la parada del metro cuando la vas leyendo.

Celebramos a Carmen Martín Gaité, que cumpliría 100 años en este 2025.

Escritora de la intimidad, la soledad, la identidad y el deseo.

Abrió camino a las mujeres de la poguerra en la búsqueda de la libertad.

Descubrió lo grandioso y lo pequeño de esas vidas femeninas que parece que no tienen peripecia, pero contienen un mundo propio.

Y dio voz a nuestras abuelas y madres, a nuestras amigas de toda la vida, en novelas aplaudidas por la crítica y abrazadas por el público.

Entre visillos, capelucito en Manhattan, nubosidad variable, lo raro es vivir, el cuarto de atrás...

Escribiendo en el cuarto de atrás y mirando la realidad a través del visillo, la chica rara de la literatura española reivindicó, como Virginia Woolf, el lugar de la escritora en la literatura.

Y se ganó el suyo propio, Premio Nacional de Literatura por dos veces, Premio Nadal y primera mujer en ganar el Príncipe de Asturias.

Por una obra en la que hubo sitio también para la poesía, el teatro, el relato, el ensayo y hasta la escritura más vivencial a lo anierno.

Con ella celebramos a esa generación de los 50, la de los Ignacio Aldecoa, Ana María Matute, Juan Benet o Luis Martín Santos, con quienes cultivó una amistad.

Y también la de otro grande, Rafael Sánchez Ferlosio, con quien tuvo una compleja relación sentimental e intelectual.

Y dos hijos muertos prematuramente, uno a los siete meses, la otra a los 29 años, víctima del VIH.

La vida le golpeó y quizá por eso su obra fue una oda constante a la fantasía y a la imaginación como vehículos para vivir.

Y para comunicarse con los que se han ido.

Como ella misma escribió, mientras dure la vida sigamos con el cuento.

Y de repente empecé a soltar cuerda a la cometa de la fantasía.

¿Quién me impide viajar, soñar, salir en busca de aventuras, ir tejiendo la noche con mis pasos, surcarla, poseerla? De la posibilidad de poner proa a cualquier rumbo no me separan los barrotes.

Y me acordé de la canción de Mustaqui, que tanto me consolaba canturrear en la cárcel.

Bien, yo soy la, yo no atendo que todo es posible.

Todo posible, nada prohibido.

Soñar como Mustaqui, una vida sin rutinas ni proyectos.

Ver visiones como Don Quijote.

Abiertas ante mí, la ciudad y la noche.

Tal vez me espera alguien y, si no, las aventuras se sueñan.

Du moi, Carmen Martín Gaité, la reina de las nieves.

Il me dit la certitude que changer un jour.

Bien, je suis la, je n'attends que toi.

Tout est possible, tout est permis.

Hoy hablamos de una escritora que, como cantaba Mustaqui, soñó muchas vidas.

Hablamos de esas 100 vidas y 100 años de Carmiña, como la llamaban los amigos.

Pide la palabra, Carmen Martín Gaité.

Muchos años después, en un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, había una vez un principito que habitaba un planeta.

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre.

Mi madre me lo dijo.

Tomo y Lomo.

Silvia Nanclares, Silvia Arenso de Tejada.

Silvia Nanclares está rapeando.

Con Tomo y Lomo.

Con la base rítmica de su sintonía.