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EL CASO de DEBBIE JORDAN | ABDUCCIÓN (Adelanto)
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En el corazón del fenómeno de las abducciones, hay casos que no solo desconciertan por su crudeza, sino por la persistencia de sus manifestaciones a lo largo de los años. Uno de los testimonios más inquietantes que se conocen es el de Debbie Jordan, una mujer que, desde su infancia, ha sido testigo y víctima de una serie de encuentros imposibles de explicar desde la lógica convencional. Su historia no gira en torno a un único evento, sino que se compone de episodios que, como fragmentos de un trauma dilatado en el tiempo, emergen con el peso de los recuerdos reprimidos.
En uno de estos sucesos, ocurrido en la década de los ochenta, Debbie experimentó una secuencia de acontecimientos que desafían la comprensión: luces inexplicables, ausencias de tiempo, sensaciones corporales fuera de lo habitual, y una presencia —o múltiples presencias— que interactúan con ella de formas perturbadoras. Lo más desconcertante es que estos encuentros no se limitan a la visión fugaz de objetos luminosos en el cielo, sino que se insertan dentro del espacio íntimo y seguro del hogar.
Durante el transcurso de varios episodios, Debbie describe haber sido sustraída —literalmente— de su entorno físico, sin dejar rastro, para ser sometida a procedimientos que remiten más a un protocolo de observación médica que a una experiencia onírica o alucinatoria. Lo que diferencia este caso de otros es la claridad y coherencia interna de sus recuerdos, incluso aquellos surgidos bajo hipnosis, que revelan patrones recurrentes en la fenomenología de las abducciones.
El relato de Debbie ha sido investigado durante años, y continúa arrojando preguntas sin respuesta. ¿Quiénes son los responsables de estas visitas? ¿Por qué ella? ¿Qué buscan?
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Olvídate de tus preocupaciones por unos momentos.
Ven, siéntate, ponte cómodo.
Si lo que te gusta es el misterio, estás en el lugar indicado.
Cierra los ojos y déjate llevar.
Luces en la noche, con Alex Gilbert.
Y es cuando su madre le relata el evento que hace unos minutos ha contemplado, algo que la ha dejado visiblemente impactada, afectada.
¿Cómo te cuento esto? Es que ha pasado algo cuando te fuiste, y no puedo creerlo todavía.
Y es que mientras estaba en la cocina a punto de salir, algo me llamó la atención.
No sé, un destello, algo raro.
Y cuando me dirigí a la ventana de la cocina, lo que vi a través del cristal es que tengo todavía los pelos de punta.
Vi una esfera luminosa que se movía de un lado a otro.
Hay algo particularmente perturbador en el hecho de ser arrancado de tu entorno más íntimo.
En muchos de los casos documentados de abducción extraterrestre, las víctimas son extraídas desde el interior de sus propias casas.
Desde la cama donde duermen, el salón donde leen, el garaje donde fuman un cigarrillo, el jardín trasero donde apenas unos minutos antes jugaban con sus hijos, lugares donde uno debería de estar a salvo.
No hay cristales rotos, no hay marcas de entrada, y sin embargo en algún momento el tiempo se fractura.
La conciencia se apaga, y cuando vuelven lo hacen con girones de memoria.
Una luz cegadora, una vibración en el pecho, el zumbido eléctrico en los oídos, una parálisis imposible de resistir.
En ocasiones ni siquiera eso, solamente la sensación de haber sido observado.
Los testimonios recogidos a lo largo de más de medio siglo coinciden en múltiples patrones.
Muchos relatan una súbita inmovilización total, conscientes pero incapaces de moverse, seguida de una levitación que los saca del dormitorio, a través de la ventana, del techo, o incluso directamente a través de paredes sólidas.
Un patrón que se repite sin importar país, edad, ni contexto cultural.
Por ejemplo, en el caso del India Courtail, ocurrido en 1991 en Nueva York, fue respaldado por testigos oculares de alto nivel, que observaron cómo fue sacada flotando por una ventana del piso 12, atravesando una estructura cerrada para ser introducida en una nave voladora sobre el Hayes River.
Su testimonio incluso fue confirmado por dos escoltas de seguridad de las Naciones Unidas que afirmaron haberlo presenciado todo.
Travis Walton, cuyo incidente tenéis en este programa, fue literalmente golpeado por una explosión de energía proveniente de un objeto en el bosque.
Tras su desaparición, fue encontrado días después sin saber lo que había ocurrido.
Bajo hipnosis, relató su experiencia a bordo de una nave y el proceso forzoso por el que fue llevado.
Peter Cowrie, caso que también tenéis en este programa, no recordó siquiera haber sido sacado de su casa, pero despertó con marcas físicas y señales biológicas, que más tarde fueron analizadas.
Aunque su experiencia fue más domiciliaria.
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