Casos sin resolver T3: El reloj marca el asesinato · Hermanas en la muerte

El contenido de este programa puede herir la sensibilidad del espectador.

Han sido 35 años muy duros.

Tonya nunca descansará en paz.

Ella siempre fue mi protectora.

Y cuando se fue, me quedé sin protectora.

Incluso en los días malos, ella siempre nos hacía reír a todos, aunque no hubiera mucho de lo que reírse.

Siempre fue así.

Tuve que seguir luchando por ella porque ya no estaba aquí para defenderse.

Hay más de 100.000 crímenes sin resolver en Estados Unidos.

Solo se resuelve el 1%.

Este es uno de ellos.

Casos sin resolver.

El reloj marca el asesinato.

Mientras la gente celebra la Nochevieja, una familia de Pensacola sale de su casa con una misión.

Y no es para celebrar el Año Nuevo.

Era una noche lluviosa y con niebla.

Una familia de Peacock Drive llevaba a su perro a una clínica veterinaria sobre las 3 de la mañana.

Salieron de su casa y la hija, que iba en el coche, pensó que habían dejado un maniquí en la acera, pero su madre supo de inmediato que era un cadáver.

Así que entró en la casa y llamó a la policía.

Cuando la policía llegó a la escena del crimen, encontraron el cuerpo en la acera.

Llevaba un vestido azul y les quedó claro que la habían agredido, también sexualmente, solo al verla.

Le faltaban los zapatos, llevaba la ropa sucia, había una toalla azul al lado de su cuerpo y parecía que tenía sangre.

Comenzó a llover durante la investigación, así que tuvieron que cubrir el cuerpo con una lona hasta que dejó de llover.

El suelo no tenía marcas de que se hubiera desarrollado una pelea violenta en ese lugar, así que era evidente que no la habían matado allí.

Parecía que la habían tirado como una bolsa de basura en la acera.

Fue un crimen brutal.

Esa pobre mujer tirada en la acera, con hojas en el pelo y tierra por todas partes y las heridas que tenía.

Los investigadores recogen todo lo que pueden de la escena del crimen y llevan el cuerpo de la víctima al médico forense.

La policía descubre que la víctima es Tonya McKinley, de 23 años.

La policía de Pensacola identificó a Tonya gracias a las huellas dactilares.

La habían arrestado por posesión de drogas en 1981, así que estaba fichada.

Luego llamaron al departamento del sheriff del condado de Santa Rosa, de donde era Tonya, y se lo notificaron a sus familiares ese día.

Crecimos en Milton, Florida.

Era un pequeño pueblo muy agradable.

Teníamos muchos amigos e íbamos a jugar a los bolos.

Jugar a los bolos era lo que más nos gustaba y los fines de semana íbamos al cine o a patinar.

Tonya tenía una personalidad muy fuerte.

No cabría en esta habitación, tenía mucha personalidad.

¡Ay, Dios, madre mía! Era un marimacho, no le tenía miedo a nada.

Era una buena chica cuando no se metían con ella.

Tonya era pura dinámita, le gustaba llamar la atención, era muy bromista.

Ella iniciaba la conversación en una fiesta o con la gente de su alrededor.

Hablaba con todo el mundo.

Recuerdo que un día íbamos a Pensacola y la policía nos paró.

Ella conducía el coche de su madre y se las arregló para salir del paso.

El policía le dijo, bueno, vete a casa.

Y ella dijo, sí, nos vamos a casa.

Arrancó y yo le dije, por aquí no se va a casa.

Ella contestó, lo sé, vamos a Pensacola, que era nuestro plan.

Tonya abandona la escuela secundaria a los 17 años y se muda a Pensacola con Vanita.

Siempre le gustó Pensacola.

Creo que le encantaba ese estilo de vida.

Siempre había algo que hacer, alguna novedad.

Tonya quería trabajar en el campo de la salud.

Íbamos a clases de transcripción para trabajar ayudando en una consulta.

Ella estaba muy ilusionada con ese trabajo.