
Los Cátaros - 04 de Abril de 2.025 ( Cuento Cátaro: La Luz del Oro y la Luz del Sol )

Description of Los Cátaros - 04 de Abril de 2.025 ( Cuento Cátaro: La Luz del Oro y la Luz del Sol )
Este cuento cátaro está dirigido a los niños de todas las edades, especialmente a los adultos-niños y a los niños-ancianos, que en su interior escuchan una vocecita que quiere cambiar el mundo.
Con los cuentos comprendemos de manera fácil la situación mundial y también nos muestran el propio estado interior de nosotros mismos.
Aprendemos de las: Enseñanzas de: Juan de San Grial, el contexto de una: Nueva Forma de Vida. El: Nuevo Humanismo de la Escuela de los Valores Universales. Creados y Practicados por los Cátaros durante varios siglos, y que resurgen, tras 700 años, como la: Nueva Esperanza para la Humanidad.
This content is generated from the locution of the audio so it may contain errors.
Cuento Cátaro La Luz del Oro y la Luz del Sol Hace mucho tiempo, en la tierra de los hombres, ocurrió un hecho insólito.
Una mañana, el rey, que era sabio, bueno y se preocupaba por su pueblo, caminaba cerca de la Montaña de la Sombra.
Todos los habitantes de la región sabían que esa montaña estaba repleta de joyas, monedas de oro, collares de perlas, piedras preciosas multicolores.
En su interior había pasadizos infinitos, con cámaras y cámaras, que guardaban arcas con una riqueza incalculable.
Pero todos, inclusive el rey, conocían que la montaña estaba maldita, y que todo aquel que había intentado entrar en ella para coger, aunque fuera la más pequeña monedita de oro, había caído bajo un hechizo que lo había enloquecido hasta el punto de perder por completo la razón.
Por ello, nadie entraba allí desde hace siglos, a nadie le interesaba, a cambio de oro, perder la cabeza.
Pero esa mañana, como tantos otros días, el rey se levantó preocupado.
Muchos problemas inquietaban su corazón, y sintiéndose más nervioso de lo habitual, decidió salir a caminar en búsqueda de soluciones.
—Quisiera hacer a mi pueblo más feliz.
Muchos de ellos no tienen el suficiente dinero para tener una vida digna.
Me llegan quejas de todos los confines.
Hay escasez de cosechas.
Mi pueblo pasa hambre, frío, les asolan enfermedades incurables.
¿Cómo podría ayudarles? De repente se vio a los pies de la montaña de la sombra del dragón, y mirándola, por demasiado tiempo, pensó.
—Yo soy un rey fuerte y sabio.
Todos me respetan.
Si entro en la montaña, nadie desconfiará de mí.
Sabrán que lo hago por ellos.
Además, yo no caeré hechizado.
Yo sabré cómo zafarme de la sombra del dragón.
Así es como llamaban al mal de la montaña.
La sombra del dragón.
Porque en su interior, una nube negra que adoptaba a veces la forma de un dragón, o de un simple viento negro denso, recorría cada cámara, vigilando su tesoro, y penetrando en la mente de aquellos que intentaban coger su oro.
Esta sombra era la custodia de toda la riqueza allí acumulada.
Su naturaleza era la de la ambición y la codicia.
Era cruel, malvada, no tenía alma, y su única capacidad era la de penetrar hasta el rincón más recóndito de la mente humana.
Y el rey, valiente como se creía, fuerte como se pensaba, y engreído y orgulloso como ignoraba, entró a la montaña por la puerta que siempre estaba abierta, invitando, sin ninguna traba ni obstáculo, a todo aquel que quisiera perder la cabeza.
Porque el dragón bien sabía que el brillo del oro confunde la cabeza de los hombres que en verdad aman el brillo del sol.
Y en esto estaba su fuerza, y su mentira, y su trampa.
Y el rey entró, y fue de cámara en cámara.