
Los Cátaros - 07 de Marzo de 2.025 ( Madre Eufrosinia - Parte IX )

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A la madre Eufrosinia no le interesaba nada del mundo, su prioridad era la vida espiritual: la oración milagrosa de la Madre Eufrosinia. La reina de las postraciones. El modelado divino que realizaba a sus seguidores.
Aprendemos de las: Enseñanzas de: Juan de San Grial, el contexto de una: Nueva Forma de Vida. El: Nuevo Humanismo de la Escuela de los Valores Universales. Creados y Practicados por los Cátaros durante varios siglos, y que resurgen, tras 700 años, como la: Nueva Esperanza para la Humanidad.
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Un saludo para todos, queridísimos amigos, queridísimos radio-oyentes que nos escucháis desde tantos y diferentes lugares, desde la Asociación para el Estudio de la Cultura Cátara.
Y hoy, otra vez, tenemos un encuentro al que os doy la bienvenida con nuestra madrecita Eufrosinia.
Y vamos a continuar hablando de ella porque ella era una maestra, una maestra, una verdadera santa y maestra de acumulación de espíritu omnibueno y, sobre todo, una grandísima rezadora y una maestra de la oración. Y la oración de la madre era sagrada, era de 24 horas. Ella no rezaba unos minutitos, no.
Ella rezaba 24 horas. Dormía sólo dos horas, recostada en un pequeño sofá viejo.
Durante el sueño sutil, se le movían las manitas porque, mientras dormía, ella sujetaba el perlario, iba pasando las cuentas del perlario y los labios seguían rezando en oración, aún incluso estando dormida.
Ella sentía veneración ante el perlario porque consideraba que era un arma fortísima en la batalla junto al salterio, la oración de Cipriano y el ayuno.
Hay una oración que ella rezaba que se llama la oración de Cipriano, una gran oración exórtica y en la boca de la madre, Eufrosinia, la oración de Cipriano tenía un poder especial, tenía un efecto inaudito. Los demonios le tenían tanto miedo como al fuego.
Aunque atacaban duramente a madre Eufrosinia, le vertían agua hirviendo sobre su espalda, la amenazaban con cortarle la cabeza, con que la iban a partir por la mitad, pero acerca de sus luchas contra los espíritus feroces de la maldad, estas luchas espirituales, que tenía madre Eufrosinia, no le hablaba a todos, solamente a sus hijos muy muy cercanos, pero a quienes revelaba los mundos angelicales, a quien madre Eufrosinia les revelaba estos mundos, pasaban también por las puertas, podríamos llamar del infierno, porque poco a poco iniciaba en la oración de Cipriano a sus discípulos, a sus seguidores, abriendo la ventana de la batalla espiritual.
Su oración era inspirada. No hay un caso en que ella no expiara a quien quería expiar o no curara a quien quería curar a través de la oración.
El Altísimo, viendo sus dolores y la disposición de morir incluso que tenía por amor hacia él, le daba grandísimos dones, y la gente alrededor, que anteriormente era indiferente hacia madre Eufrosinia, pues luego, cuando ya la conocían, agradecían al Padre Celestial por los milagros que realizaba.
Y con la precisión de un maestro relojero, nuestra madrecita Eufrosinia escudriña el corazón, escudriña el corazón de los que iban hacia ella, y ella decía, es la hora de empezar la oración, son las doce en punto, suceda lo que suceda, aunque diez aviones de caza disparen balas ahora mismo, a las doce en punto hay que ponerse a la oración, aunque estallara una bomba o una revolución, a la oración. Este era el fervor que tenía nuestra madre Eufrosinia, y nada apreciaba tanto madre Eufrosinia como la gracia. Para ella no existían ningunos bienes terrenales, los talleres celestiales le abrían sus puertas. Conocía el gran modelado, la magnificencia de la naturaleza.