La caza del solitario

Todo lo que veréis a continuación es real.

Utilizamos licencias narrativas, siempre basadas en la realidad.

Si cambiamos algún nombre es para proteger la identidad de víctimas y testigos.

Yo no soy un atracado.

Yo soy un expropiador de bancos.

Actúa solo.

Entra, saca un arma y se lleva el dinero.

Lo hace disfrazado y en dos minutos, a su paso solamente deja un rastro de bancos vacíos y castillos de bala.

Durante 14 años la historia se repite una y otra vez.

Más de 30 atracos, cientos de miles de euros robados y siempre, siempre consigue escapar y desaparecer.

Hola, soy Carles Porta. Gracias por acompañarnos.

Quizá les suene el sobrenombre del solitario.

Fue probablemente el atracador más famoso de finales de los 90 y principios de los 2000.

Les contaremos esta historia en tres capítulos.

Y para hacerlo vamos a empezar casi por el final, cuando el asesinato de dos guardias civiles de tráfico fue el detonante para activar la caza del solitario.

El 9 de junio de 2004, una patrulla de la agrupación de tráfico de la Guardia Civil, destacamento de Cala Orla, en La Rioja, se encontraba realizando una escolta en un transporte especial.

Se esperaba la llegada de un trailer con enormes molinos de viento.

Allí estuvo regulando la circulación y cuando se encontraba en ese punto pues pasó un vehículo que por alguna circunstancia le levantó las sospechas a la patrulla de tráfico de la Guardia Civil.

O no ha realizado el final paso, o no llevaba el cinturón, no lo sabemos en concreto.

Lo que sí está claro es que se pone detrás de él para recriminarle su conducta y no le da opción a nada.

El vehículo perseguido paró y esperó a que la patrulla de la Guardia Civil llegara a su altura.

Ni siquiera bajarse del coche, apunta con un subfusil, dispara a quemarropa, 21 disparos, que deja sin ningún tipo de reacción a los dos guardias civiles, no tienen ni tiempo de desenfundar sus armas reglamentarias.

Testigos del momento de los disparos.

¿Quién ha disparado? ¿Y por qué? Nadie se imagina todavía lo que se esconde tras el doble crimen.

Vecinos de la zona son los primeros en llegar.

Vi el coche ya tirado en el argen, y fuimos hacia allí corriendo.

Un vecino de la alcaldía sacó al primer guardia civil, que estaba herido en el cuello, y yo fui a mirar al conductor, que el conductor no tenía pulso ya, y a ese lo dejamos ahí porque no podemos hacer nada.

Luego ya me puse con él.