CBP464 El SOLDADO Ep2. La Suciedad

Caballeros, desde este momento cualquier hombre sin polainas, sin casco, sin corbata, con los zapatos sucios o el uniforme deslucido, será despellejado.

Hola y bienvenidos al segundo episodio sobre la vida del soldado, recordaréis que el primero que hicimos hablamos sobre los sentidos, cómo los sentidos acompañaban al soldado, cómo se desarrollaba el oído, cómo tenían que intentar ignorar el olfato, cómo hablaban sobre todo del gusto, de la comida, lo que más ansiaban, el tema de conversación principal, y luego hablamos del sexto sentido, ese sentido que te decía todos los días, hoy vas a morir, yo creo que es una obsesión, yo siempre pensé cuando lo leía la primera vez, que lo del sexto sentido es más bien una obsesión, si todo el día dice que vas a morir, algún día acertarás, ¿verdad?, ahora recientemente yo que soy docente estoy todo el día diciendo que creo que me va a tocar estar en un tribunal de oposiciones, lo digo tantas veces que si me toca seguramente pensaréis, pues tenéis razón, y si no me toca, ¿qué? En fin, es 25 de mayo y hoy estoy grabando esta segunda parte sobre la serie de la vida del soldado, y el soldado normalmente tiene que aguantar olores horrorosos, comidas horrorosas y estar todo el día escuchando cosas que te producen diarrea, ¿verdad?, por decirlo finamente, sino que además tienen que hacerlo con un cuerpo totalmente desaseado, con una falta total de higiene, hoy vamos a hablar del soldado y su falta de higiene sobre el cuerpo sucio que tiene que soportar el soldado cuando está en combate, el soldado en las trincheras, digamos, bueno, también en un submarino, en fin, hay algunas unidades que son más desaseadas que otras, en fin, vámonos con un hecho, el 27 de febrero del 45, cuando un dibujante, uno de estos caríticos rupturistas que corría por el frente, Bill Muldin, se encontró de pie en una alfombra frente a uno de los tipos que más asustaban a un soldado, el general George S.

Patton, el sargento Muldin había creado una tira cómica llamada upfront, al frente, ¿verdad?, protagonizada siempre por dos soldados sucios y sanferitar llamados Willie y Joey, para la revista barras y estrellas, el dúo de dibujo animado había ofendido tanto a Patton que llegó a amenazar con prohibir este diario del ejército norteamericano, las barras y estrellas, en el área del tercer ejército, si no despedían a Muldin, una advertencia que no fue bien recibida por el mismo Eisenhower, quien creía que el valor de un periódico, si era independiente, era importantísimo en una sociedad tan demócrata en aquel momento como la norteamericana, recordemos que por la patada, el golpe que dio Patton, la sociedad norteamericana pidió el fin de uno de los generales más importantes, ahí estaba el poder, ¿verdad?, de la prensa libre, el cuartel general envió al general Oscar Solberg, unos días antes, a hablar con Muldin, Solberg le confesó al dibujante que Patton tenía una fijación con este asunto, como llegó a decir la revista Times, Patton no estaría satisfecho hasta que los ceos bien publicitados del cómic, estos dos amigos, este es Willie y Joey, pues estuvieran más aseados, ¿era posible?, le preguntaba al general Solberg a Muldin, limpiar un poco estos personajes tuyos, según decía, algunos de estos chicos recién llegados de Estados Unidos, como reemplazos de su mantería, creen que tienen que entrar en una zanja embarrada y dejarse crecer rápidamente los bigotes antes de que fueran socialmente aceptables para sus compañeros, para calmar aún más la tensión, el capitán Harry Butcher, ayudante a Eisenhower, llamó a Patton, para ver si, ¿por qué no se reunía con Muldin en persona? Y la respuesta de Patton fue, si ese hijo de puta pone un pie en el tercer ejército, le meteré en la cárcel.

Finalmente, sin embargo, entiendo que cuando el general Eisenhower, que es tu superior, te manda algo, pues en fin, el general Patton accedió a reunirse con Muldin. Por su parte, Butcher, el general Butcher, tenía la esperanza de que pudiera haber un reencuentro de mentes que llevara a despojar a los personajes de su maldad, tanto a Willie como a Joey, como a Patton, vamos a decirlo así. Muldin, por tanto, se afeitó y se aseó hasta quedar impoluto y luego fue transportado en jeep a los aposentos de Patton en Luxemburgo. Más tarde describiría el viaje como una misión suicida. Dice, los cuatro ojos más malvados que había visto en mi vida fue, como recordó el general y a su bulldog Willie, al entrar a la oficina, era lo que le esperaba.

Patton no perdió el tiempo y empezó a gritarle a Muldin sobre esas cosas horribles que llama soldados. Agitando una tira cómica de la carretera de altura, acusó en voz alta a Muldin de traición. Les hace parecer unos malditos vagos, gritó. ¿Qué está tratando de hacer? ¿Incitar a un maldito motín? Sin una apariencia ordenada, continuaba, los ejércitos no podían abrirse camino luchando, ni siquiera con una bolsa de papel empapada de orina.