CBP466 El SOLDADO Ep3. Los Pies

¿Geffron? ¿Toi? ¿Qué haces aquí? Gracias por las botas, me quedan bien.

¿Aún tienes problemas con los pies? Enséñamelos, anda. Déjame ver.

Tienes pies de trinchera. Si se gangrena podrías perderlos. No pienso abandonar el frente, Doc. Debes permanecer seco.

Masajearte los pies, cambiarte de calcetines a diario y secarlos mojados colgándote los del cuello. Vale, hazlo. Lo intentaré.

¿Has visto a Geffron? No, ¿por qué? No está en su sitio. Hola y bienvenidos al tercer episodio de La vida del soldado. Estoy viendo por los comentarios que está gustando mucho y me alegro porque cuando hago esta serie nunca sé si gustará o no aunque por ahora no lo está haciendo mal este año 2025 en que como sabéis pues es más difícil grabar con compañeros. Hice el del petróleo, hice la IG Farben hice las guerras mananegas y ahora estoy haciendo La vida del soldado.

Hemos visto al soldado con sus emociones, con sus sentimientos, con sus sentidos para ser más exacto. Hemos visto al soldado sucio y ahora vamos a ver algo que siempre se quejan los soldados y es de sus pies y es que por más que tecnifiquemos y por más que metamos vehículos al final el soldado se va a mover sobre sus pies y va a tener que estar parado sobre sus pies y va a tener que acuchillar sobre sus pies y al final sus pies lo que más va a ser seña de identidad de un soldado.

Recuerdo la anécdota que decían de un soldado en la guerra de la independencia española, no sé si era británico o español o francés, la verdad no lo recuerdo, pero me gustó la anécdota decía que en un momento dado después de andar no sé cuántos kilómetros se paró donde estaba y dijo me cago en la vaca que tuvo la ternera que fue sacrificada para conseguir la piel con la que hicieron estas botas, es decir estaba harto de andar y harto de sufrir esas botas.

Bueno vámonos ya a hablar del soldado de sus pies y de la famosa pie de trinchera verdad que lo veremos a lo largo de este podcast dice así había pensado mucho durante mucho tiempo que iba a quebrarse y el pie trinchera una forma más honorable de hacerlo que el darlo como psicópata. Así razonaba Michael Patricks un soldado de infantería en una historia de John Horne Burns sobre Nápoles durante la guerra.

Cuando vemos a Patricks por primera vez está cojeando por la vía Roma lo más rápido que puede tratando de volver atentos a lesionarse los pies fijaros decía las enfermeras no podían entender por qué sus pies se levantan lentamente pero para Patricks era una cuestión de vida o muerte mañana o pasado pueden mis pies estar bien y tendré que volver al frente la semana que viene a unos pocos cientos de kilómetros norte de aquí me espera algo con mi nombre.

A ver la difícil situación de Patricks se basaba en una contradicción en el corazón del servicio médico del ejército en el momento en el que Patricks llegó al campamento de entrenamiento el ejército norteamericano se digamos que se apoderó de su cuerpo lo hizo de una manera profundamente ambigua a ver por un lado los oficiales al mando asumían la responsabilidad moral de proteger el cuerpo de Patricks sentían una fuerte obligación de asegurar su salud recordáis el post que hablábamos de la ensucia la verdad había que tiene que estar sano curar sus heridas y sobre todo preservar su vida por otro lado debido a que el ejército norteamericano ejercía el poder de la violencia autorizada sus superiores podían exponer este cuerpo que había costado tanto mantener sano a un peligro mortal aunque las heridas y la muerte parecían accidentales en realidad solían ser el resultado de un cálculo consciente en resumen el ejército norteamericano mantenía la vida de Patrick