Desde ya que el presidente argentino no dijo ni pío sobre las aberraciones cometidas contra los derechos humanos en Cuba, Nicaragua o Venezuela, cosa que le valió un par de tuits críticos de la oposición que no opacaron sus jornadas estelares. Alberto sabe que otros vientos soplan en estos pagos y ya muchos descuentan la victoria de Lula en octubre de 2022. El regreso de Lula al poder implicaría un nuevo impulso a la CELAC, con el gigante sudamericano jugando nuevamente en las ligas chavistas. Y es que esa es la apuesta de Alberto Fernández, encabezar esa patética comunidad de variados Yeneral González, haciendo realidad el sueño de Hugo Chávez. Nuestro Alberto, el peor mandatario de la historia, se convertiría en mediador del bloque socialista hispanoamericano ante Estados Unidos y la Unión Europea, un anabólico inesperado para el presidente vicario, que se acaba de convertir en el líder de la Liga de la Injusticia.
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