
El cierre de Iker: Muchos dirán que era despreciable y un delincuente

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En el año 1999, Iker Jiménez publicó un artículo en la revista ‘Enigma’ que hoy vuelve a la actualidad. Esto hace que le vengan a la mente muchos recuerdos sobre sus propios reportajes. Estuvo muchos años en la carretera, investigando y aprendiendo mucho sobre el oficio y de la gente.
“Al ver este documento sobre ‘el niño de las agujas’, me han venido otros recuerdos. Escuché el viento del campo y yo con 25 años, en Medina del Campo, esperando abordar a una jueza que me llevaría hasta el juez. Hoy no podría hacer ese trabajo, esa investigación”.
Iker reflexiona sobre ese reportaje en concreto y sobre sus misiones. Y es que llegó a hacer cerca de cien reportajes antes de comenzar su andadura en la radio con ‘Milenio 3’. “Hoy no podría hacerlo porque las circunstancias han cambiado. Ser popular es bueno para muchas cosas, pero puede dificultar mi investigación”, considera.
“¿Hubiera conseguido yo las actas hoy? ¿Qué confianza tenía en mí mismo? No solo conseguí las fotos de las radiografías de un niño, si no las actas, las diligencias. ¿Cómo lo hacía? No lo sé, tenía una fe absoluta en la calle, en la noche. Así conseguí muchas cosas que no creerían”, añade Iker. “Muchos periodistas jóvenes dirán hoy que eso era despreciable y que era un delincuente… ahí está el debate”.
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Pues miren, lo que acaban de ver es lo que yo les prometía antes, el artículo que hice, si no me equivoco, en 1999 cuando era reportero de la revista Enigmas del Dr. Jiménez del Oso y mi misión era ir por ahí, por España, con un cuaderno, una cámara, y era una vida muy bonita, la verdad, no se lo voy a negar.
Ni más bonita ni menos que ahora, es decir, circunstancias distintas y en cuanto puedo, y ustedes lo saben, enseguida volvemos a la investigación, a preguntar, porque es nuestro oficio, nuestra pasión, pero me han venido muchos recuerdos, es curioso, tal y como está el panorama ahora mismo, no solo en mi gremio, sino en la finísima piel social general, y bueno, muchas cosas que ustedes pueden opinar.
Me han venido un montón de recuerdos, hacía mucho tiempo que yo no veía mis propios reportajes, desde tener 21 años hasta tener 27, aproximadamente, desde los 21, los 27, 28, estuve todo el rato en la carretera y aprendiendo mucho, aprendiendo mucho de la gente, sobre todo, y al ver este documento que mandó Diego Marañón para el tema que hemos contado, la muerte del pobre chiquillo José Mario de Rojo, el niño de las agujas, a mí me han venido otros recuerdos, fíjense, y eso que era una imagen a través del móvil, me quedé pensativo en mi despacho, y de inmediato escuché casi el gélido viento en Medina del Campo, y yo con unos 25 años, 26, esperando en Medina del Campo a abordar a una jueza, que luego me llevaría también un juez, en las puertas de los juzgados, hoy sería imposible, hoy yo no podría hacer esa investigación, obviamente, gracias a Dios, al cariño de la gente, que evidentemente, o igual sí podría, o tendría otro tipo de acceso, si no es ser nostálgico, sólo que me ha venido esa imagen, hacía mucho frío, llevaba 4 días en Medina del Campo, mi misión única era llevar el reportaje, y como les he dicho, y no voy a andar mucho más, llevé las radiografías de un niño, lo que parecía una leyenda, la verdad, las radiografías que están aquí, y era mi misión, y Jiménez del Oso me pagaba por ese reportaje, y yo tan contento pensaba ya en la siguiente aventura, así haría yo unos 100 reportajes, no lo sé, es antes de la radio conocida de Milenio 3, y Diego Marañón decía, para mí este es el mejor, y que decía él, no a nivel de, y digo claro, pero tú no estabas en el equipo tío, tú estabas fuera, entonces lo estabas viendo como un lector del Club Enigmas, que recibía su revista, pues como cuando yo leía a JJ Benítez, y sigo leyendo algunos reportajes de esa búsqueda del misterio, y te emociona, ¿qué es lo que he pensado?, primero yo no podría hacerlo, evidentemente la circunstancia ha cambiado, y el ser popular es muy bueno para muchas cosas, y también puede dificultar una investigación, me hice un reto a mí mismo, lo puse en mi newsletter, gracias, que era, ¿Hubiera conseguido yo las actas hoy?, ¿qué confianza tenía yo en mí mismo?, y esto lo digo no para la gloria, sino para que algunos jóvenes que están en el periodismo, y les ponen todo tipo de trabas, y todo tipo de normas, sean un poco libres, yo no solo había conseguido la fotografía de las radiografías de un niño, que claro hoy me hubieran enchironado yo creo, sino las actas, las diligencias, ¿cómo hacía yo?, yo no lo acabo de entender, o sea yo mismo me veo a mí mismo allí y no lo acabo de entender, abordé a la jueza, un instructor después, porque sí, porque tenía una fe absoluta en la calle, saliendo de noche, por favor, es que me encantaría un caso de un niño, y así conseguí muchísimas cosas que muchas desde luego no creerían, pero hay una diferencia, que como así hacían en pueblo, yo luego ponía los documentos, en mis reportajes estaban los documentos, ya fuese el acta de nacimiento de un hombre pez, ya fuese los documentos tremendos de un accidente con misterio, custodiado en la comisaría de cierto lugar, y yo había conseguido, no les voy a decir como el expediente, y seguramente muchos periodistas jóvenes ahora dirán que eso era despreciable, y que poco menos que yo era un delincuente, ahí está el debate, ¿éramos delincuentes realmente?, o nuestra visión del periodismo era, mi obligación es informar, encontrar, llevar y publicar, y claro, crecí en ese periodismo, ¿me entienden?, durante muchos años, y ¿qué ocurre?, que ahora yo creo que tus propios compañeros, ¿sabes lo que hacían mis compañeros?, que por cierto mi competencia, hoy día les contaré aventuras, mi competencia era Javier Sierra y Enrique de Vicente, Javier Sierra estaba en una reunión,




















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