La Ciudad ilustrada 05/06/2025

A continuación les ofrecemos la ciudad ilustrada con Francisco Acullo, aquí en Granada FM, la radio cultural.

Anclado en mi tristeza de profeta, sé cuánto ha de valer lo que hoy recibo, cuánto valdrá después, esto que vivo sujeto a este después que me sujeta, mi plenitud en ti quedo incompleta y espera un no sé qué definitivo, mientras cerca de ti escribo y escribo poeta al fin en tiempo de poeta, sé cuánto ha de valer, eso es lo triste, valdrá más de lo mucho que poseo al recordar lo mucho que me diste, profetizado don con que falseo esta presente gracia que me asiste y esa futura gracia que preveo.

Muy buenas noches, queridos amigos de la ciudad ilustrada, de vuestra frecuencia amiga de Granada FM.

Con vosotros, en la noche de los jueves, dedicada a la literatura, al arte, a la música, al pensamiento, a la poesía, Francisco Acullo, que os saluda muy cordialmente con la esperanza de que cada programa ofrecido sea grato, entretenido y lo suficientemente ilustrativo para que escojáis esta marca del dial y compartáis con vuestras más íntimas inquietudes intelectuales y artísticas con las nuestras propias.

Para que todo vaya a la perfección, desde el cuadro técnico, con la eficiencia que le caracteriza, está Fran, que os saluda amistosamente.

Comenzamos el programa de hoy con un poema de nuestro querido y muy añorado Rafael Guillem y lo hemos traído a colación por las razones que expondremos seguidamente y que tienen que ver, como es costumbre, con una parte de la íntima sustancia de un libro. También la tiene el inmenso Blas de Otero, por lo que cerraremos este programa con un poema suyo.

Es necesario decir que también el asombro tiene mucho que hablar en el programa de hoy.

El libro en cuestión es Todavía el asombro, su autor Javier Gilabert.

Libro editado por Ediciones El Gallo de Oro, Premio de Poesía Blas de Otero.

Conjunto de poemas dedicado a Rafael Guillem.

Ahora entenderán mejor la introducción con versos del autor granadino y el cierre posterior que devendrá con los de Blas de Otero.

El asombro encauza los fundamentos de este poemario, que son sin duda los de todo conocimiento, sea artístico, filosófico e incluso científico.

El asombro como origen reconocido de la filosofía, que habrá de alcanzar cotas intelectuales de enormes proporciones en filósofos de la talla de Schopenhauer, que habría de declarar que no hay hombre que no se sorprenda de su propia existencia.

Sería Immanuel Kant, otro de los genios del pensamiento occidental, quien no podía resistir su propio impulso intelectual ante el asombro del ser y el devenir del mundo.

Incluso singulares movimientos orientales, como el budismo, hubieron de asentar su pensamiento ante la perplejidad de lo que nos conforma y nos rodea.

No debe resultarnos, pues, que el pensamiento, el impulso creativo, sean hijos del asombro.

Si Aristóteles ya marcaba en su Metafísica al asombro como una senda capital para el pensamiento, ¿acaso marcado por el camino por su propio maestro Platón, que en la República y en su mito de la caverna,