Columna 211 en Radio Sarandí 03/10/25

De la escucha podcast. Los encontrás por spotify y google podcast de la escucha podcast.

Producción general, Diego Ríos.

Podés ver a alguien que también es patrimonio de este país, señora, Diego Ríos, Diego de la Escucha, un fuerte aplauso.

Es patrimonio. Y el archivo es patrimonio.

O yo soy patrimonio. Vos sos patrimonio.

Esas columnas que encontraste de hace 15 años son patrimonio.

Un día tendría que traer para recordar cosas viejas.

Por favor.

Recuperé un disco duro, gracias a un amigo Santiago Otegui, le mando un saludo.

Me recuperé un disco de aquellos que tenías perdido de Diego de la Escucha del 2010.

Qué lindo momento cuando abrís un disco y encontrás un montón de carpetas que hace años que no ves.

Parecía un niño en navidad abriendo regalitos.

¿Y qué había? ¿Qué encontraste? De todo. Están las primeras columnas de Diego de la Escucha del 2010 allá.

Cuando arrancó, los furcios.

Los tontines.

Tontines, miles. Miles de tontines.

¿Te acordás, Diego, una emisora hace un tiempo atrás, unos años, que había tirado gran parte de su archivo porque no tenía espacio y estaba en contenedores en la puerta de...

¿No fue canal? ¿No fue un canal de televisión? El Observador hizo eso, ¿no? Sí.

Abrió todo el archivo para que la gente quisiera llevarse cosas porque no había más espacio.

Tenía que vender la casa de Diego por la EMI.

Es la cultura uruguaya, ¿no? Sí.

La cultura uruguaya que le importa tres carajos el archivo.

Pero si nos preguntás a todos nos importa pila, ¿viste? Claro.

Si arrancamos la charla corta...

Mirá que nadie gasta un mango con el tema de los archivos.

Nadie gasta un mango.

Es verdad, sí.

Porque si van al Museo de la Voz de acá, de Montevideo, quiero ver cómo está eso.

Ojalá ahora que está Daniel Ayala, que es hombre de radio y le sabe mucho de archivo, reflote todo eso porque la verdad que...

Totalmente.

Es un desastre.

¿Qué trajiste para hoy después de esta reflexión patrimonial? Bueno, parece que están jugando a poner bombas.

No tiren bombas.

No tiren bombas.

Bombas, bombas, bombas.

Bombas, bombas y bombas.

Bueno, hubo un atentado a la fiscal Ferrer que muchos dicen que es inédito, que nunca pasó.

Sí, señor.

Bueno, es que es o no.

Ha pasado.

Yo no traje...

En la casa de una jerarca.

Y bueno, a Zanguinetti le dieron.

Hubo un atentado a la casa del ex presidente.

A la casa no, al despacho.

Al despacho de Zanguinetti se la dieron.

A la casa, la casa con la familia.

Es otra cosa.

Es otra gravedad.

Me parece que es otra frontera.

Si parece que se cruzó ya la frontera, decís vos.

Esa frontera se cruzó.

Y antes no se cruzó, decís vos.

No, digo no.

Antes eran lugares institucionales.

También fue la brigada antidrogas.

También la misma destinataria, ¿no? Mónica Sorrero.

¿Por qué se la tienen que dar a un fiscal, a un político para cruzar una frontera? Y no que aparezcan brazos nadando en la rambla.

Fueron varios mensajes que llegaban hablando de lo mismo durante la semana.

Hay que esperar a que le pase algo a alguien.

Es todo importante.

Lo que pasa es que desde el punto de vista institucional me parece que quiere...

Una relevancia y excelencia por ser ella.

Sí, por lo que representa también.

Claro, no por ser ella en sí misma.

Por lo que representa.

Bueno, se habló en radio.

En todas las radios que yo escucho del país se habló del tema, ¿no? Y traje cosas.

Nosotras no.

Ponelo, ponelo.

No, ustedes no.

No haz afán.

Algunos de los títulos de esta mañana creo que sobresale la información nacional con el hecho del atentado a la fiscal de corte.

Nuevo atentado a una fiscal sitúa a la institucionalidad en pie de guerra.

Para acceder a la casa de Ferrero, los atacantes treparon al tejado de otra vivienda, de la cuadra, y mediante un tablón pasaron a la casa de la fiscal.

Iban por detrás, hicieron un pozo, tiraron una granada, iban a dejar explosivos, dispararon. Pudo haber sido terrible.

No la mataron a la fiscal porque no quisieron.

Fue un mensaje.

O sea, se metieron en la casa, en el patio, explotaron una granada y la custodia en el frente de la casa.

O sea, prácticamente ni se enteraron hasta que ocurrió todo.

Con custodia policial.

Con cámaras.

Con cámaras, con todo lo que se necesita como para tener a una persona segura.

Le suben por los techos, le suben por el fondo, le montan un explosivo, le acribillan la casa a la fiscal de corte.

Imagínate a los otros fiscales medio pelo.

¿Cómo se sienten hoy día?