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Columna de opinión de Gema Pérez / El Mirador 19-06-2025

Columna de opinión de Gema Pérez / El Mirador 19-06-2025

6/19/2025 · 04:39
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Description of Columna de opinión de Gema Pérez / El Mirador 19-06-2025

Hoy en El Mirador hemos escuchado la Columna de opinión de Gema Pérez .

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Hola, me van a permitir hablar hoy en esta columna de una experiencia personal. Voy a explicar lo que he observado y las conclusiones a las que he llegado tras esa experiencia.

Hace un par de semanas tuve unos familiares cercanos ingresados en Valdecilla, tres y cuatro días respectivamente. Se trataba de una pareja de ancianos que llegaron a urgencias de Valdecilla por diferentes causas, pero a la vez. Un matrimonio que en todo el tiempo que permanecieron ingresados, estuvieron separados sin poder verse. Llegaron al mediodía de un martes y tras las primeras exploraciones empezó el viacrucis de la espera.

En sillas de ruedas o camillas pasaron prácticamente toda la tarde y parte de la noche. He de decir que hacía años que no estaba en urgencias y me deprimió el número de pacientes y familiares dispuestos en pasillos, bajo escaleras o salas de espera. Eran demasiados. Creo que hay cosas que solo puede solucionar un incremento de la inversión pública en sanidad, está claro.

Yo no entiendo cómo se lleva un hospital, aquello parece otra ciudad, con su tráfico, sus calles, sus zonas residenciales. Me maravilla ver la organización que a nuestros ojos parece caótica pero que no lo es. La dificultad de atender a todos los pacientes por orden de gravedad, no de llegada y la dificultad añadida de explicar eso a la gente que sufre dolores. A veces la falta de información es lo que peor llevan los familiares. Ver correr el tiempo y que nadie acuda para atenderte. Pero yo vi como poco a poco un pasillo, antes lleno hasta con 7 camillas, se fue quedando vacío y como poco a poco cada paciente fue llevado a donde su estado requería. Radiografías, TAC, analíticas, visitas de los y las doctoras, enfermeros para cambiar un pañal, tomar tensión o poner un enema, celadores para traslados, auxiliares para llevar cenas, un verdadero enjambre de personas que no paran de ir y venir pero todas con un objetivo, el bienestar de los pacientes.

A veces no somos capaces de verlo en ese momento, el nerviosismo y la preocupación nos pueden, pero de verdad les invito a recordar y reflexionar a posteriori sobre todo lo que ven. Entiendo que no todas las experiencias son buenas ni agradables y que a veces no nos sentimos bien tratados o como nos gustaría serlo al menos, pero ante una cantidad de pacientes tan abrumadora no puedo dejar de agradecer el trato recibido. En el tiempo que yo estuve al menos, mis familiares fueron tratados con cariño y palabras amables y lo que yo al menos pude oír en el box donde los dejaron fue igual con el resto de pacientes. A veces, más de las que me gustaría, oigo quejas de todo tipo sobre el mal funcionamiento de las urgencias hospitalarias.

Mi experiencia no ha sido esa, por supuesto que habrá excepciones como en cualquier ámbito profesional, pero hasta las limpiadoras fueron amables en los días de hospitalización. Creo que en muchas ocasiones no somos conscientes de lo que tenemos, si supiéramos cuánto cuesta cada prueba que nos hacen y cada material que emplean, tal vez valoráramos mejor lo que significa que parte de nuestros impuestos se inviertan en sanidad y cuando veo a gente defraudando a Hacienda o diciendo que pagan demasiados impuestos, me gustaría recordarles que ni en tres vidas que tuviésemos pagaríamos el uso que hacemos durante toda nuestra existencia de los servicios sanitarios públicos. Desde que nacemos hasta que morimos, piensen cuántas veces y de qué manera una familia necesita de la sanidad pública.

Y hablo de la pública, sí, porque la privada solo existe para atender a las personas jóvenes y sanas. Cuando por desgracia nos ataca una enfermedad o un accidente grave, miren quién nos atiende. Aplaudimos todos los días a los y las sanitarias durante la pandemia, pero tenemos una memoria frágil. En vez de luchar, pelear y votar por quien defiende nuestra salud, la de todos y todas, nos quedamos en casa quejándonos amargamente de que tenemos una larga lista de espera para una radiografía o para que nos vea un especialista. Esto hay que arreglarlo, sí, pero nunca lo lograremos dejando que quienes tienen responsabilidades de gobierno en nuestras comunidades autónomas usen nuestros impuestos para engordar la sanidad privada. No olviden estos, la sanidad pública es vida, la privada es solo un negocio.

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