Cómo diseñar hábitos que de verdad se mantienen

En el último episodio, vimos por qué la mayoría de intentos de cambio fracasan.

Recuerda, nos llenamos de expectativas imposibles, confiamos en una motivación que acaba agotándose y nos tratamos con una autocrítica que termina por sabotearnos.

Tú decides cómo quieres ser. Ya sabes que este es tu podcast de desarrollo personal.

Y estás escuchando a Mercedes Cobo, psicóloga creadora de Emocioteca.com Hoy quiero llevarte un pasito más allá. Vamos a ver cómo diseñar hábitos que no dependan de estar motivado cada día, sino que se integren de verdad en nuestra vida.

Vamos a hablar de valores, de entorno, de recompensas emocionales y de cómo prepararte para los inevitables tropiezos sin abandonar. Es fundamental conectar el hábito con tus valores, no sólo con tu identidad, como te decía. La identidad, ¿recuerdas eso de soy alguien que…? es muy poderosa, pero a veces se queda corta si no está respaldada con un valor profundo, si no la sujetamos con un valor importante para nosotros.

Pregúntate, ¿por qué esto importa en mi vida? A ver, no es camino para adelgazar, es camino porque valoro mi salud y quiero envejecer con autonomía. No es medito para relajarme, es medito porque valoro mi calma y mi capacidad de responder con amor en lugar de reactividad. Son poderosos, poderosos valores, poderosos propósitos, ¿verdad? Cuando el hábito responde a un valor que te importa, sobrevive muchísimo mejor a la falta de motivación y al cansancio. Víctor Frank lo decía, el sentido vital como motor de la conducta. Y Brené Braun nos habla de vivir alienados con los propios valores porque fortalece la autoestima. Bueno, ¿cómo se diseña un hábito que nos empuje sin esfuerzo? El entorno es más fuerte que la fuerza de voluntad.

A ver, haz visible lo que quieres hacer. Por ejemplo, deja el libro en la mesilla, la esterilla de yoga ponla que se vea desplegada, la botella de agua delante de tu escritorio. En no sé qué episodio yo contaba que para ir al gimnasio ponía mi mochila en la puerta de casa. Pues eso. Por contra, haz invisible lo que te sabotea.

Por ejemplo, guarda los aperitivos esos que tienes por ahí, bloquea apps que te distran en el móvil, bájale el tono a las notificaciones, pon unas contraseñas más difíciles de recordar. No sé, quita del medio todo aquello que sea una distracción para ti. Tercera idea, usa la tecnología a tu favor. Por ejemplo, las alarmas, la app de seguimiento, algún recordatorio visual. Yo siempre digo que me paso la vida con alarmas.

Bueno, eso me ayuda a gestionar las horas del día porque tener por delante cinco horas pues a veces ya es en sí una tentación para no hacer en lugar de para hacer. Compromiso social. Dile a alguien tu plan, cuéntaselo a un amigo, a tu pareja, a tus hijos, a quien quieras. Comparte tu plan, comparte también tus avances. La rendición de cuentas, mira, refuerza bastante el hábito. Como que te comprometes de alguna manera con alguien, aunque sea de mentirijillas porque nadie te va a venir a pedir cuentas, pero ese compromiso. Y también si lo dices en alto, recuerda.