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By Luis Carballo Fitness en la Nube
Como entrenar en un gimnasio lleno de gente [Hora Punta]

Como entrenar en un gimnasio lleno de gente [Hora Punta]

4/28/2025 · 16:09
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Entrenar en un gimnasio lleno de gente es una experiencia que puede resultar agobiante, frustrante o directamente paralizante si no se aborda con estrategia. Lo que debería ser una hora de desconexión y superación personal puede convertirse en una batalla constante por encontrar espacio o equipo disponible. Pero lo cierto es que, con una mentalidad adecuada, un plan bien definido y algunos trucos prácticos, es posible no solo sobrevivir al caos, sino también progresar a pesar de él.





https://youtu.be/-lzpd0C6g5I




La buena noticia es que cada vez más personas acuden al gimnasio, lo cual es un excelente indicador de una sociedad más activa. El problema viene cuando la mayoría de esas personas coinciden en las mismas horas, creando un ambiente abarrotado, especialmente en la «hora punta» de casi todos los gimnasios.




En España, este pico de afluencia suele situarse entre las 7 y las 9 de la tarde, justo cuando la mayoría sale del trabajo. Si entrenas en un gimnasio en ese tramo horario, lo más probable es que te encuentres en un gimnasio con más gente que en un concierto de los Rolling Stones. Pero aún así, es posible sacar un buen entrenamiento si sabes cómo actuar.




Horarios clave: Cuándo evitar la saturación en el gimnasio



La estrategia más simple y efectiva para entrenar con comodidad es cambiar de horario. Aunque parezca una obviedad, muchas personas no se plantean esta posibilidad. El mismo gimnasio que parece una feria por la tarde puede estar prácticamente vacío a otras horas del día.




Entrenar a primera hora de la mañana es, sin duda, una de las mejores opciones. Hay poca gente, y además suelen ser siempre los mismos, generando una atmósfera más familiar. Otra franja tranquila es la del mediodía, entre la 1 y las 3 de la tarde. Durante esas horas, la mayoría de las personas están trabajando o comiendo, por lo que puedes disfrutar de una sala mucho más despejada.




Por supuesto, este ajuste no siempre es posible debido a los compromisos laborales o personales. Pero si tienes cierta flexibilidad, considera entrenar fuera de la hora punta. A veces, un pequeño cambio de rutina puede marcar una gran diferencia en tu experiencia en el gimnasio.




Ir con un plan: La mentalidad que marca la diferencia



Uno de los errores más comunes al entrenar en un gimnasio abarrotado es no llevar un plan definido (esto siempre es un error, pero es más grave aún cuando el gimnasio en el que entrenas está completamente lleno). Es fácil caer en la trampa de deambular por la sala, buscando qué máquina está libre y decidiendo sobre la marcha qué entrenar. Esta mentalidad de improvisación no solo frena tu progreso, sino que incrementa tu frustración cuando ves que todo lo que hay a tu alrededor está ocupado.




La solución es simple: ve con un programa de entrenamiento estructurado. Saber qué debes hacer te permite explorar alternativas cuando tu primera opción no está disponible y te cambia la mentalidad de: «no puedo hacer nada porque está todo ocupado» por la de «tengo que hacer esto»




Además, tener un plan facilita interactuar con otros usuarios para compartir equipamiento, que es lo siguiente que te voy a explicar.




Compartir sin miedo: El arte de turnarse en las máquinas



Una de las habilidades más valiosas que puedes desarrollar al entrenar en un gimnasio lleno es la de compartir equipo de manera eficaz. Este comportamiento, que puede parecer intimidante al principio, forma parte de las normas no escritas del gimnasio y es más común del mundo.




La dinámica es muy sencilla. Te acercas a la persona que está usando la máquina que tú necesitas usar y preguntas: “¿Cuántas te quedan?”. En cualquier gimnasio del mundo en el que hagas esta pregunta puedes esperar 3 respuestas posibles:




Me quedan 2 (o 3 o 4 o las que sean).




Acabo de empezar




Esta es mi última serie




Dependiendo de su respuesta, tienes dos opciones. Si dice que esta es su última serie, le dices: «Vale, pues cuando tú termines me pongo yo». Así no solamente «reservas» la máquina, sino que también le estás dejando ver que estás esperando a que termine, para que no se le vaya la mano descansando o mirando el móvil o haciendo cualquiera de las tonterías que se hacen ahora en el gimnasio.




Si responde que acaba de empezar o que le quedan varias series, le contestas con otra pregunta: “¿Te importa que nos turnemos?”.




En el 99% de los casos, la respuesta será positiva. Esto es especialmente fácil en máquinas con placas o bancos, donde cambiar el peso es cuestión de segundos. Incluso si hay dos personas ya turnándose, puedes ser el tercero. Con tres personas se mantiene un ritmo de trabajo aceptable, ya que mientras uno hace su serie, los otros dos descansan.




Cuando hay más de tres personas, la espera empieza a afectar la calidad del entrenamiento, por lo que lo ideal es buscar otra opción o aplicar la estrategia de los ejercicios suplentes, que te voy a contar ahora.




Ejercicios suplentes: Cómo improvisar sin perder eficacia



Tener un plan no significa ser inflexible. De hecho, uno de los mayores signos de inteligencia en el entrenamiento es saber adaptarse. Y aquí entra en juego la idea de los ejercicios suplentes.




Así como en el fútbol tienes suplentes para cada posición, en tu rutina debes tener alternativas para cada patrón de movimiento. Si tu plan incluye un press de pecho en máquina y esta está ocupada, puedes sustituirlo por un press con mancuernas en banco plano, que trabaja el mismo patrón de empuje horizontal. Lo importante no es aferrarse a una máquina específica, sino cumplir con la función que ese ejercicio desempeña en tu programa.




Aunque es cierto que encontrar ejercicios suplentes es mucho más fácil con la práctica, si analizas los ejercicios como patrones de movimiento —empuje, tracción, extensión de rodilla, flexión de cadera, etc.— podrás improvisar con criterio y encontrar alternativas razonablemente parecidas. Además, si detectas que ciertos ejercicios nunca están disponibles, puedes rediseñar tu rutina para incluir versiones más accesibles y pasar un ejercicio suplente a «titular» y viceversa.




Considera llevar tu propio equipo



Una estrategia poco utilizada pero tremendamente útil es llevar tu propio material al gimnasio. No, no estamos hablando de entrar con tu barra olímpica, sino de incluir en tu mochila herramientas ligeras y versátiles que te den cierta independencia cuando todo esté ocupado.




Unas bandas elásticas pueden ser oro puro. Te permiten calentar y realizar activaciones de glúteos, hombros o espalda de manera efectiva y sin ocupar espacio.




Otras herramientas interesantes son los agarres tipo Angles90, daisy chains para improvisar manerales en poleas, o incluso un cinturón viejo de kárate para lastrarte en dominadas. Son elementos ligeros, fáciles de transportar, y que te ofrecen una alternativa cuando el material convencional no está disponible. Yo siempre llevaba este tipo de material en mi mochila. No siempre lo usaba, pero siempre estaba ahí.




La clave de todo es la previsión. Si sabes que entrenas en un entorno saturado, lleva contigo las herramientas que te den autonomía y flexibilidad. No dependas del azar ni de que ese accesorio esté disponible justo cuando lo necesitas.




Actitud resolutiva: Cómo adaptarte y progresar en medio del caos



Entrenar en un gimnasio lleno no es una experiencia ideal, pero tampoco es una excusa para estancarse. La diferencia entre quienes progresan y quienes se frustran no está en el número de personas en la sala, sino en la actitud con la que enfrentan los obstáculos.




Es fundamental desarrollar una mentalidad resolutiva. ¿No está libre la máquina que necesitas? Tienes dos opciones: esperar, compartir o sustituir. ¿No encuentras manerales? Usa tus daisy chains. ¿Hay cola en todas partes? Reestructura el orden de tu entrenamiento o trabaja con lo que tienes. La clave está en darle solución a los problemas que se te vayan planteando.




Si además cuentas con la ayuda de un entrenador que pueda personalizar tu rutina y ajustarla a tu entorno específico, mucho mejor. Pero incluso si entrenas por tu cuenta, tener una actitud proactiva y herramientas como una videoteca de ejercicios puede marcar una gran diferencia.


Origen

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