Cómo Mantener la Pasión Por Dios - Pastor Eliel Dos Santos

Y quería poder transmitir a vosotros, yo no soy un predicador, yo soy más un maestro, yo soy un logístico, yo soy aquel que empuja, soy apóstol, digamos, que abre caminos, mi predicadora favorita es Rosy, y hay otras, Ana está ahí en la lista también.

Hay mujeres que Dios ha levantado con una gracia tan especial para compartir la palabra de una manera tan libre y tan poderosa.

Pero fue tan fuerte pensando en los años, en todo que hemos vivido, sabiendo que nada es en vano, y que el señor también tiene prisa, que las cosas pasan tan rápido para producir algo que el señor ya estaba esperando que pasara.

Hay algo que el señor ha deseado para el reino, es que edificásemos su reino, edificar.

Y no se puede edificar sin tener un nivel, sin tener un fundamento, el fundamento siempre es muy importante, los cimientos son importantes en una construcción.

Seguramente Andoni no es un experto en construcción, pero por necesidad ha estado trabajando en la obra, un hombre valiente, esforzado para sostener su casa en medio de los momentos más difíciles de su vida, allí estaba, luchando por el pan de su casa.

Pero el señor quería edificar algo.

Y quiero dejar muy claro aquí que el motivo que estoy aquí hoy no es porque hemos sido los pastores de ellos, ni porque somos sus amigos, es porque yo quería estar aquí celebrando mis 60 años con Cielos Abiertos.

Y el señor puso en mi corazón que todo este año yo celebrase de una manera diferente.

Yo compartí con Ana, yo quería ir a Cielos Abiertos porque no conozco aún la iglesia presencial, y siento que Ana a la misma hora cogió la visión, y de repente ya tengo los billetes.

Así es, así es, el señor tiene prisa.

Y qué bueno estar aquí celebrando al señor.

Y saber celebrar las fases de nuestras vidas es tan importante.

Y por eso motivo que yo callaba y lloraba en mi corazón, y también salieron unas lagrimitas allí en el restaurante que nadie ha visto, mirándole a ellos.

Y sé que vosotros podéis mirar a ellos como aquellos que han sido liberados por el señor para un propósito.

Pero vosotros también sois testigos de toda la transformación que tu casa ha vivido, que esta ciudad, que esta isla también está viviendo.

El poder del Evangelio, el poder de transformar vidas.

Pero pensando en todo esto, venía una película en mi cabeza y yo necesitaría de horas y horas y horas para contar algunas cosas.

Pero fue allá en 2005, ya se pasaron 20 años.

Y el señor me atraído hoy, cuando yo tenía 20 años, lo celebré casándome.

Lo celebré casándome.

Qué jovencito, ¿no? Sí, yo he dicho al señor, yo quiero celebrar mis 20 años casados.

Y el señor me casó con esa mujer hermosa y maravillosa.

A los 40 años, voy a contar un secreto de Ana, pero vale, solo uno, vale Ana.

A los 40 años yo estaba en Bermeo, pastoreando la iglesia de Bermeo.

Y yo digo, yo quiero celebrar con una adoración, con un tiempo de adoración.

Ana estaba con una sed, con un hambre de Dios, de aquellas que tenía que sujetarla porque ella quería ir a la mesa y comer de todo, ¿no? Ana estaba así en aquella época.

Y creo que sigue así, ¿no? Y ella salió frustrada de mis cumpleaños.

Yo pensaba que la gente iba a caer en el suelo y tal, y iba a ser aquella locura de Dios aquí.

Yo no me acuerdo lo que he contestado, pero la respuesta que tiene mi corazón hoy, viendo todo lo que vivimos en estos años, es que sin autoridad no se puede hacer muchas cosas.

Somos libres, éramos libres para adorar, pero no teníamos la autoridad de la iglesia bautista.

Y el Señor nos ha liberado de esto.

Fue muy duro, amábamos estar allí con nuestros hermanos.