¿Cómo Ser Un Apasionado Por Dios? - Alejandro Cabrera

¿Quién se ha sentido frío muchas veces en su relación con Dios? ¿Frío, verdad? Y cuando eso ocurre es porque dejamos entrar el cansancio, nos acostumbramos a cosas y nos alejamos e inconscientemente nos vamos volviendo poquito a poco independientes de Dios, ¿verdad? Yo el primero, de hecho, esta palabra a mí me confrontó porque lo que me hablaba el Señor fue un despertar de decir es verdad Señor, yo estaba en esos momentos y no lo sabía, tenía cauterizado mi vida y realmente me di cuenta como en esos momentos, siendo independiente, solo me acercaba al Señor cuando algo grande se me levantaba en contra, cuando veía que se derrumbaba las cosas a mi alrededor, cuando se levantaba un gigante, cuando venía una enfermedad, cuando se me rompía el coche y ahí sí decía Señor, por favor.

Ajá, pero ¿y el resto de los días? ¿y el resto del día? Estaba el Señor igual en un cuarto plano, vamos a decir, y muchas veces eso ocurre con nosotros y levantamos algo que el Señor me venía hablando de oraciones bengalas.

Oraciones bengalas, ¿saben lo que es una bengala? O si no, explico rápido.

Vale, una bengala se utiliza en momentos de emergencia y en momentos de oscuridad para que la persona que te va a ayudar o que te va a auxiliar te pueda ver.

Y esas oraciones se lanzan, claro, son momentos donde tú has obviado al Señor en un montón de tiempo, pero claro, ahí te acuerdas que hay un Dios.

Y es entonces cuando lanzas esa oración que se apaga, porque es momentánea.

Una oración bengala no permanece ese fuego, ese fuego se apaga.

Y son oraciones que, de verdad, en esos momentos, ¿cuántos han estado en esas situaciones de viene una enfermedad, viene esto, viene aquello? Oye, pues ahí sí, de repente nos convertimos en ¡guau! Los ciervos, ¿verdad? Pero el Señor hoy me traía algo que yo decía, ¿los digo, no los digo? Porque me pareció fuerte.

Y el Señor me decía, tengo contra muchos de mi iglesia, muchos de mi casa, que han abandonado esa relación conmigo, que han abandonado esos tiempos de calidad, muchos unos paseos, muchos un simple cocinar, han abandonado ese tiempo y se han acostumbrado a oraciones bengala, se han acostumbrado a disparar esa oración.

Y bueno, ahí vamos a ver qué pasa.

Y el Señor te dice, no, el Señor hoy te viene a recordar algo, porque en su diseño tú estás diseñado para albergar su gloria.

Tú tienes que estar en esa relación con Dios, no una oración de bengala que se apaga, no, no, tú tienes que tener ese fuego que permanece, porque ese fuego es en el altar, en el altar que tu corazón viva por Dios, que tu corazón se prenda y no se apague, porque conforme pasa un día estás en esa intimidad, en esa intimidad y eso solo lo puedes conseguir con Él en el lugar secreto y muchos han abandonado ese lugar secreto, muchos han cerrado esa puerta y lo han dejado ahí y hoy tú tienes una asignación, muchos tenemos esa asignación de abrir esa puerta y decirle, Señor te pido perdón por cuanto, tú me estabas esperando, yo tenía una cita contigo y no aparecí.

Amén.

Estas oraciones bengala, como he dicho antes, son momentáneas, se utilizan en emergencia y el Señor me dio la visión, un mar en oscuridad, una barca y muchos de nosotros con esa pistola de bengala, disparada en medio de la oscuridad.

Os digo algo, esas oraciones bengala al final demuestran una ausencia de relación o una relación superficial, que cuando vienen esos momentos, ¡uy! ahí sentimos que todo cae, que todo se tambalea y me gustaría que pasáramos Mateo 8, 23 al 27 y dice los discípulos de la barca, todos sabemos esta historia y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron y es aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca, pero él dormía y vinieron sus discípulos y le despertaron diciendo, Señor, sálvanos que perecemos.

Él les dijo, ¿por qué teméis hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar y se hizo grande bonanza y los hombres se maravillaron diciendo, ¡qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen! Un aplauso a la palabra de Dios.

Se levantó una tempestad, pero Jesús dormía y ellos ¿qué hicieron? Se levantaron como locos y muchas veces somos nosotros.

El coche se me rompió, no voy a llegar a fin de mes, me despidieron, me despidieron, perdón.

De repente llega la enfermedad, ¡uh, Señor, por favor! Señor, el Señor nunca ha abandonado tu barca, ¡nunca!