Con los pobres, sin violencia. P.Santiago Martín FM) Actualidad comentada

El Papa León XIV ha publicado su primer documento magisterial.

Se trata de una exhortación apostólica del éxito «Él te amó».

Es una frase sacada del Apocalipsis.

Esta exhortación está dedicada a reflexionar y a enseñar sobre el deber que tenemos de ayudar de amar a los que sufren en el sentido amplio de la palabra, por supuesto, incluidos los pobres.

Es una exhortación que ya estaba prácticamente terminada por su predecesor, el Papa Francisco, pero que él ha hecho suya, la ha mandado a revisar, exactamente igual que lo que sucedió cuando fue nombrado Papa Francisco.

El Papa Benedicto, que acababa de renunciar, tenía ya terminada, incluso mandada a traducir una encíclica, Francisco la hizo suya, la mandó a corregir, la hizo suya, y aquella encíclica no es una encíclica de Benedicto, sino de Francisco.

Esta exhortación apostólica, «Dilexicte», no es una exhortación de Francisco, sino de León.

«Dilexicte», «El te amo», es un himno a la caridad.

Es una preciosa página que no solamente tiene implicaciones concretas, sino que sobre todo tiene un extraordinario contenido espiritual.

En el judaísmo, me imagino que también en las otras religiones anteriores y en las posteriores, el amor a las personas necesitadas, la ayuda al prójimo, la compasión, siempre ha estado presente.

Lo que pasa es que en el judaísmo eso no era obligatorio.

Un ejemplo muy concreto es la parábola del buen samaritano.

Al lado de aquel hombre malherido, pasa, entre otros, el sacerdote, y no le ayuda.

¿Era un mal sacerdote? Tenía el deber, con un mandamiento de no matar o de no robar, pero no tenía el deber de ayudar a esa persona.

Lo que Cristo pide a sus discípulos es que no sea un consejo, sino una obligación, ayudar a la persona necesitada.

Y para darle más fuerza a eso, ha querido identificarse él mismo con el que sufre.

Cuando habla de cómo será el juicio final, dice que pondrá a unos a su derecha y otros a su izquierda, y que la pregunta para saber quién irá al cielo y quién irá al infierno será esta.

He tenido hambre, he estado desnudo, he tenido frío, he estado en la cárcel.

¿Qué has hecho? ¿Qué has hecho? Lo que hayas hecho al más pequeño, a mí me lo has hecho.

Cristo se identifica con el que sufre, y esta es la motivación, el motivo espiritual por el cual tenemos la obligación de ayudar a esa persona que sufre, insisto, en el amplio campo del sufrimiento del cual nadie está exento, ni el rico ni el pobre, y siempre todos vamos a necesitar ayuda, empezando por la ayuda divina y siendo por la ayuda de aquellos que nos rodean, más pronto o más tarde.

El Señor está presente en el que sufre, es con él con el que tenemos la deuda de amor, y eso es lo que el Papa recuerda, esa es la motivación espiritual que el Papa hace en esta extraordinaria exhortación apostólica.

En su exhortación, León XIV, hace un recorrido por la historia de la Iglesia mostrando, con ejemplos concretos, cómo ésta ha estado siempre al lado de los pobres en las múltiples facetas en que se manifiesta la pobreza, los santos, y hace una enumeración amplia, naturalmente no exhaustiva, y se puede decir que desde el principio, desde aquella primera iglesia que cuidaba de las viudas y de los huérfanos, y para conseguir el dinero para hacer esa obra de caridad, San Pablo pedía limosna en las iglesias donde iba, en aquellas comunidades que estaba él creando.

Después, por ejemplo, San Lorenzo, el diácono, cuando le dicen que muestre los tesoros de la Iglesia y muestra a los pobres.